lunes, 20 de octubre de 2008

REBELIONES Y ALZAMIENTOS INDÍGENAS Y POPULARES.

Si vemos la etapa colonial como un proceso que se inicia con la conquista y acaba con la consumación de la independencia, entonces nos será más fácil entender la afirmación de que a medida que se consolidaba la nueva sociedad, también se definían las formas de lucha social que le serían características. Así, en una primera instancia predominó la lucha entre indígenas conquistados y españoles conquistadores, que se fue desplazando hacia el norte y algunas regiones no conquistadas del sur. En cambio ahí donde las nuevas relaciones económicas y políticas se habían estabilizado, fueron apareciendo nuevas contradicciones que se reflejaron en las luchas de otros sectores sociales: campesinos, indígenas, negros o mestizos y sus explotadores; entre trabajadores de la ciudad y clases propietarias; entre sectores medios y clases dominantes, etcétera21.

Esto significa que son falsas las tesis hispanistas que han querido ver a la etapa colonial con tonos idílicos, rosados, como si hubiera sido una era de civilización y piedad de unos con otros; una verdadera siesta colonial de tres siglos:

Desde su nacimiento, la existencia de la sociedad novohispana presenta antagonismos profundos de orden social, económico y político, originados en las desigualdades de riqueza y en los privilegios políticos y jurídicos de los grupos detentadores del poder. Conspiraciones, tumultos, alzamientos, rebeliones violentas, etc., fueron constantes en el periodo colonial. En dichos movimientos participaron indios, negros y castas. Pero también ocurrieron rebeliones de españoles e insurrecciones y conspiraciones de criollos y euromestizos22.

Por razones del desarrollo del programa, en este apartado solo trataremos de las rebeliones que se efectuaron hasta finales del siglo la primera mitad del siglo XVIII.


Las rebeliones rurales

María Luisa González Marín, en un estudio acerca de las rebeliones indígenas, clasifica en dos tipos a las comunidades: las nómadas atrasadas y las agrarias sedentarias23.

Las primeras son predominantemente norteñas, situadas en la zona de Aridoamérica, donde como vimos, se establecieron minas, estancias ganaderas, haciendas y también congregaciones. Su forma de lucha es abiertamente violenta; pues en general se pelea contra cualquier forma de dominación hispana, incluyendo la rebelión contra los religiosos.

Por su parte, las comunidades agrarias sedentarias, situadas en Mesoamérica, estaban acostumbradas a tributar a ciudades como Tenochtitian, Tlaxcala y otros, por lo que su rebelión se dio, en general por los despojos de tierra de que fueron objeto, o bien por abusos de los españoles.

En el norte, los antiguos chichimecas se rebelaron continuamente. De sus movimientos rebeldes mencionamos sólo los más destacados:

1541. Sublevación de indígenas de Nueva Galicia en Mixtón. Se niegan - a pagar tributos y a reconocer a los encomenderos de Tepic, Tlaltenango, Rio de Juchilapa, Nochistián y Teocaltiche. La rebelión llegó a sitiar Guadalajara y se extendió más hasta que el virrey Antonio de Mendoza la combatió. La lucha decisiva se efectuó en Nochistián, en donde cerca de 60 000 indígenas lucharon hasta- la muerte e incluso prefirieron arrojarse a los precipicios antes que rendirse. El resultado fue la derrota indígena y que 5000 indígenas fueran conducidos a la ciudad de México en calidad de esclavos.

1561. Se rebelan indios zacatéeos y guachichiles en lo que hoy son Zacatecas, San Luis Potosí y Jalisco. El movimiento se extendió y dejó sitiado el centro minero Real de Zacatecas. Fueron derrotados primero los zacatéeos, con ayuda de varias tribus comandadas por españoles.

1606. Rebelión de tarahumaras y tepehuanes. Son muertos 15 555 indígenas, además de un número importante de religiosos y soldados españoles. En 1616 y 1617 se vuelven a sublevar los mismos grupos indígenas.

1621. Rebelión de los indios tobosos y tribus aliadas: conexes, ococlomes, cocoyames, etc. El motivo: que se les obliga a ser sedentarios para el trabajo en las haciendas del Valle de San Bartolomé. Los indígenas llegaron a atacar dos reales de minas: Mapimí y Parral.

1622. Rebelión de los yaquis en alianza con los ocories y los zuaques.

1632. Levantamiento de varias tribus de Sinaloa.

1652. Nueva rebelión tarahumara, con ayuda de otros pueblos indígenas. Los indígenas destruían minas y haciendas, amenazando incluso la consolidación del dominio español en esa región. Hubo nuevas revueltas en 1689, 1690, 1694, 1696 y aún durante el siglo XVIII.

1665. Rebelión de conchos, sobas y pimas.

1680. Se realiza la rebelión más larga de la Colonia. Las tribus habitantes de Nuevo México (taos, pecuries y tehuas) asaltan San Cristóbal y expulsan a los españoles, negándose a pagar tributo. Mantienen su independencia durante 12 años, pero la rivalidad tribal los debilitó, ayudando a la reconquista.

A partir del siglo XVIII baja la frecuencia de las rebeliones en la zona noroeste, debido a que varias tribus han sido aniquiladas. Sobreviven sólo los pueblos más cohesionados y numerosos, como los yaquis, los tarahumaras y los seris. Hay rebeliones en 1701 (reino de Nuevo León),

1720 (indios conchos) y 1750 (pimas y seris).

Las principales rebeliones de las comunidades agrícolas sedentarias, fueron:

1523. Se levantan los indios de la Provincia de Panuco.

1524-28. Hay sublevaciones en Oaxaca (mijes). Son asesinados los cobradores de tributos, y la rebelión se extiende hasta Chiapas.

1524. Se sublevan los indígenas de la Provincia de Chiapas.

Nuevamente los excesivos tributos es una de las causas principales.

1544. Nueva sublevación en Oaxaca.

1660. Tiene lugar una más extensa rebelión en Oaxaca. Los indígenas incendiaron dependencias del Gobierno e invitaron a otros pueblos a unirse contra la dominación hispana. Incluso se formó un gobierno comunal. Finalmente esta rebelión fue derrotada24.

Hasta aquí hemos hablado de rebeliones indígenas. Pero hubo también formas de lucha de otros sectores de la sociedad novohispana:


Junto a las formas de lucha que habían predominado en el siglo XVI, aparecieron otras nuevas. Los trabajadores indios y negros no sólo se remontaban a zonas inhóspitas, huyendo de sus amos, o bien litigaban contra ellos aprovechando las posibilidades que ofrecían las leyes, sino que apelaban cada vez más a la revuelta, el bandidaje, el tumulto e, incluso, a la rebelión masiva y prolongada. Además, los choques se hicieron más frecuentes y se extendieron por todo el país. Se puede decir, sin temor a exagerar, que no pasaba un quinquenio sin que se produjeran importantes luchas en una u otra región25.


Hubo luchas de los negros; por ejemplo en 1537 tuvieron lugar las primeras y a principios del siglo XVII varios grupos de esclavos que habían huido de los ingenios y haciendas, aparecieron en algunas partes del camino entre Veracruz y Puebla, atacando a los viajeros y amenazando a los pueblos vecinos. Lo mismo ocurría hacia las costas del Pacífico.

Los españoles usaron un término (ofensivo, como siempre) para designar a los negros que huían y se internaban en bosques y selvas: les llamaban cimarrones, exactamente como a los animales domésticos que se volvían salvajes.

En las sierras de Puebla y Veracruz destaca en 1608 la rebelión de Yanga, quien había sido jefe en África y que por lo mismo dirigía un grupo importante de negros concentrados en una aldea de ochenta familias. Se lanzó contra ellos una fuerza de doscientos españoles y doscientos arqueros tlaxcaltecas que no pudieron vencerlos y aceptaron la negociación. Ellos respetarían la libertad a cambio de que los rebeldes va no atacaran a los viajeros y se les asignó un sitio para que se estableciera en el hoy estado de Veracruz. Hoy día este lugar lleva el nombre del jefe de la insurrección. Yanga.


Motines urbanos

En 1609, el entierro de una esclava negra, que había sido flagelada hasta la muerte por su amo, fue causa de una violenta protesta en la ciudad de México. Participaron en el tumulto cerca de 1500 negros y mulatos, quienes apedrearon la casa del asesino y protestaron frente al plació del virrey.

Según los españoles, a partir de ahí comenzó a organizarse una conspiración negra cuyo objetivo era asesinar a todos los blancos y poner en el trono novohispano a un rey y una reina angoleños.

La culminación de estos hechos fue una violenta represión. Te pedimos que leas el siguiente texto:

















LOS TREINTA Y TRES NEGROS

No puede saberse con seguridad si la audiencia descubrió realmente alguna conspiración, o quiso con un ejemplar ruidoso calmar los ánimos y acobardar a los negros por si pensaban en rebelarse; lo cierto es que apenas pasó la pascua, México presenció una de las más horrorosas ejecuciones de que haya memoria.
Veintinueve negros y cuatro negras fueron ejecutados en el mismo día y hora en la plaza mayor de la ciudad.
El gentío era inmenso; plaza y calles, balcones y azoteas, todo estaba lleno, en todas partes había espectadores, desde todas partes se contemplaba aquella espantosa matanza.
Aquellos hombres, y sobre todo aquellas mujeres que caminaban al patíbulo, casi moribundos, cubiertos de harapos, a encontrar la muerte después de una vida de esclavitud y sufrimiento; los confesores que a grito herido encomendaban aquellas almas a la misericordia de Dios, una multitud inmensa que se agitaba como un mar borrascoso, y sobre todas aquellas cabezas treinta y tres horcas, de donde pendían media hora después treinta y tres cadáveres.
La ejecución había terminado, pero la gente no se retiraba, y era que aún había un segundo acto más repugnante.
Los verdugos comenzaron a bajar los cadáveres, y con una hacha a cortarles las cabezas, que se fijaban en escarpias (alcayatas).
Se estaban castigando cadáveres y derramando la descompuesta sangre de los muertos.
Aquella escena era asquerosa.
Las treinta y tres cabezas se fijaron en escarpias en la plaza mayor de la ciudad, ornato digno de la grandeza de la audiencia gobernadora.
Mucho tiempo estuvieron allí aquellos trofeos de civilización, hasta que la audiencia tuvo parte de que no era ya posible sufrirla fetidez, y las mandó quitar y que se enterraran.
Así se sofocó aquella soñada conspiración, en el año de 1612.

Vicente Riva Palacio. El libro rojo.













Causas económicas como la. pérdida de cosechas y el alza de los precios del maíz y el trigo, se encuentran detrás de un importante motín ocurrido en 1624.

El pretexto fue la lucha, primero sorda y posteriormente abierta entre el virrey Conde Gelves y sus partidarios, contra el arzobispo de México Juan Pérez de la Serna. La gente pobre, en parte descontenta y desesperada por hambre, y en parte manipulada por el clero, tomó partido por el arzobispo.


Todo culminó en el incendio del palacio virreinal por parte de una muchedumbre enardecida. El virrey huyó de palacio disfrazado de gente de pueblo, gritando mueras al propio virrey.

En el año de 1646 soldados mulatos de Veracruz se enfrentaron a los blancos, ya que les hacían objeto de burlas y vejaciones.

En la ciudad de México, cuando corría el año de 1665, los negros volvieron a manifestar su descontento, provocando la intervención tanto del virrey como de la Inquisición.

Otro tumulto importante ocurrió a fines del siglo XVII, ahora contra el virrey Conde de Gálvez. La causa: nuevamente crisis agrícolas y sospecha de especulación con granos por parte del virrey y sus allegados.
























Lee y analiza con tu equipo el siguiente texto:


EL MOTÍN DE 1692 EN LA CIUDAD DE MÉXICO

Mientras la multitud compuesta por los pobres de la ciudad -mestizos, mulatos y españoles pobres, pero sobre todo por indios— crecía, los soldados españoles intentaron dispersarla pero sin lograrlo. Hacia las ocho de la noche, la muchedumbre que sitiaba el palacio sumaba más de 10 mil personas. Sin dejar de arrojar piedras, aquélla puso fuego al palacio que había sido reconstruido después del incendio de 1624. Ardieron también las casas del cabildo y la del Marqués del Valle, y sólo la intervención de los religiosos logró impedir que sucediera lo mismo con otras construcciones pertenecientes a los españoles.
A las diez de la noche todo había terminado. El palacio estaba semidormido y no dejó de humear en los siguientes dos días La plaza se encontraba sembrada de cadáveres. Las tiendas que había en ella estaban desmanteladas. Al amanecer del día 9 en los muros quemados del palacio apareció la orgullosa leyenda:


Este corral se alquila
para gallos de esta tierra
y gallinas de Castilla.



Enrique Semo. Conquista y colonia.

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