domingo, 26 de octubre de 2008

CUARTA UNIDAD

Ya estamos en la recta final del curso y espero que tengan un buen rendimiento, de no ser así, es tal vez la última oportunidad para hecharle ganas y mejorar tu puntuación, poniendo mucho empeño en la actividad principal y realizar tal vez alguna actividad optativa.

Recuerda que para obtener buenos resultados en esta cuarta unidad debes tener siempre presentes sus...

PROPÓSITOS:

- Identificará los principales elementos de la crisis colonial, su incidencia en el proceso de independencia, así como la conformación del Estado nacional mexicano.

-Comprenderá el desarrollo de México como Estado independiente, los proyectos de nación y los intereses de dominación expansionista de las potencias extranjeras.
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La primera parte ya la cubrimos en la Semana dedicada a conmemorar la Independencia que organizaron el Colegio de Historia y la Academia de Talleres.

ACTIVIDAD PRINCIPAL DE LA CUARTA UNIDAD

Tal como explicamos en clase la actividad principal de esta cuarta unidad será elaborar una Línea de Tiempo. Para ello es necesario que estudies muy bien la lectura de introducción que se presenta a continuación y realizar las actividades que en ella se piden.
Posteriormente completa con tu investigación la década que le tocó a tu equipo y exprésalo con las ilustraciones y comentarios apropiados, Posteriormente será necesario explicarlo en clase. t

INTRODUCCIÓN A LA CUARTA UNIDAD.

La Independencia de la Nueva España a principios del siglo XIX (1810) es causada por una serie de acontecimientos como la introducción en la colonia de las Reformas Borbónicas, las cuales motivaron el descontento generalizado de la clase criolla y popular al privilegiar a los peninsulares en los puestos administrativos y políticos más importantes. Al mismo tiempo es el auge y proliferación de ideas liberales en Europa y América. Por ello, el movimiento de Independencia es reflejo de la diversidad de pensamientos y proyectos de nación, entre los cuales se encuentran la ideología de Hidalgo, Allende, Morelos, Vicente Guerrero y Agustín de Iturbide. De esta manera, durante el proceso de conformación del Estado- Nación mexicano surgen diferentes proyectos como el federalismo y el centralismo que se enfrentan en una prolongada lucha por el poder político del país. Bajo este contexto, se presentan las intervenciones extranjeras siendo la más importante el conflicto de Texas en 1836 y la guerra entre México y Estados Unidos que concluyó con la pérdida de la mitad del territorio nacional mediante los tratados de Guadalupe-Hidalgo de 1848. Poco después se proclaman las leyes de Reforma con Benito Juárez como principal inspirador en la separación de las relaciones Iglesia-Estado, las cuales agudizan el conflicto entre los liberales y conservadores, crisis política y social que se extendería hasta el triunfo del liberalismo mexicano sobre el imperio francés y su representante el emperador austriaco Maximiliano y los conservadores mexicanos en 1867.

LA REVOLUCIÓN DE INDEPENDENCIA.

Antecedentes.
Conociendo lo que significó el régimen colonial, lo que caracterizó a la sociedad mexicana de fines del siglo XVIII y principios del XIX, y el tipo de contradicciones que condicionaron esa fase de su desarrollo, se puede comprender mejor lo que fue el movimiento de Independencia, sus causas, el marco en el que se desenvuelve, su alcance y la lucha social y política que subyace a los enfrentamientos.

Como todo hecho histórico el movimiento de Independencia tiene antecedentes remotos de diversa naturaleza, entre los que la conquista y el largo coloniaje que el país sufre son sin duda fundamentales.

Entre las causas externas se encuentran la ocupación napoleónica a España de 1808, la revolución industrial inglesa, la independencia de los Estados Unidos, la revolución francesa y las nuevas ideas políticas y filosóficas que contribuyeron a su triunfo. Pero sin restar importancia a todo lo anterior, es indudable que las raíces más profundas de la revolución de Independencia en la Nueva España eran internas y tenían que ver principalmente con las condiciones y las contradicciones que se habían creado en ella, y las fuerzas capaces de hacerles frente.

Cué Canovas considera que para entender las verdaderas causas de la lucha de independencia nada hay tan importante como la representación hecha ante el rey de España por el obispo Abad y Queipo, en 1799, En ella declaraba que los españoles, con sólo un décimo de la población tenían todas las propiedades y riquezas del reino. Las otras dos clases, que comprenden los nueve décimos, se hallaban en mayor abatimiento y degradación. El color, la ignorancia y la miseria de los indios los coloca a una distancia infinita de un español.

La desigualdad era, sin duda, uno de los rasgos más característicos de la sociedad colonial, cultural y política, Aun autores como Alamán, aunque traten convencionalmente de justificarla no dejan de reconocerlo. Y es natural que concitara un creciente descontento, sobre todo si se piensa que tal situación se daba en un país sin libertad y a cuyo pueblo se le negaba incluso el derecho a ser dueño de si mismo. “La dependencia del pueblo—escribe Zavala—era una especie de esclavitud, consecuencia necesaria de este estado de cosas, de la ignorancia en que se le mantenía, del terror que inspiraban las autoridades con sus tropas, su despotismo y su orgullo y más que todo de la Inquisición, sostenida por la fuerza militar y religiosa,

Aun numerosas familias acomodadas y amplios sectores de las capas medias se sentían profundamente inconformes. S bien muchos criollos empezaban a hacer fortunas considerables o al menos vivían con holgura, de hecho seguían sometidos al gobierno y en general al férreo dominio español. Y en niveles más modestos las limitaciones de todo orden se multiplicaban y eran más severas, para no mencionar la condición de las grandes masas, sobre todo indígenas, cuya miseria y abandono eran realmente dramáticos.

El pueblo estaba cansado de la opresión colonial, del despojo de varios siglos, de la arbitrariedad, del robo, de la corrupción, del parasitismo de los gobernantes y de que, desde lejos otro país que más que madre patria era una madrastra injusta e incomprensiva, decidía su suerte sin tomar en cuenta los intereses, las legítimas aspiraciones y la voluntad de los mexicanos. Existían todos los elementos que eran indispensables para producir una revolución.

En realidad sólo las autoridades españolas, los ricos que vivían en condiciones privilegiadas y ciertos intelectuales a su servicio no advertían lo que pasaba. Según ellos nada justificaba la insurrección de 1810: ésta era un movimiento subversivo artificial y que desde luego estaba destinado a fracasar.


Tomado de Varios Autores. El pensamiento político de México. Tomo I. La época de la Revolución de Independencia. 1808-1824. México. Nuestro Tiempo. 1986.pp-67-73.

LOS PRINCIPALES ACTORES.

IVAN GÓMEZCESAR.

Durante la gesta independentista, el pensamiento político de nuestros próceres expresó no la simple continuidad de una idea preconcebida, sino el complejo y en ocasiones contradictorio proceso revolucionario mismo, en el seno de una sociedad asentada en una cruenta conquista y en la que subsistían las más lacerantes desigualdades sociales. Las presentes notas buscan contribuir al conocimiento crítico del ideario independentista, poniendo particular atención a como éste, pese a no carecer de imitaciones y contradicciones fue capaz de representar los más genuinos intereses nacionales y populares, intereses muchos de ellos en plena vigencia.

PLAN DE EXPOSICIÓN.

La exposición parte de identificar cuatro momentos principales de la revolución, en los que es posible apreciar cambios y quiebres fundamentales en el pensamiento político de la insurgencia.

En el primero que arranca con el Grito de Dolores y concluye apenas seis meses después con la aprehensión de los principales caudillos se analizará el pensamiento de las principales figuras históricas: Miguel Hidalgo e Ignacio Allende, quienes además de ser los motores de la insurrección, encarnaron a la vez las dos vertientes básicas y por momentos encontradas de la revolución. El primero, que propugna por un movimiento de profundo contenido social y el segundo, representante de las capas criollas que buscaban esencialmente la autonomía frente a España y derrocar del poder a los peninsulares.

El segundo momento se podría a su vez dividir en dos: el que tiene como principal figura a Ignacio Rayón, sucesor de Hidalgo y Allende en el mando insurgente y fundador del primer intento de gobierno propio. Coincidiendo en el tiempo, el movimiento dirigido por José María Morelos se transforma paulatinamente en la dirección real del proceso y en la opción más avanzada del mismo. Bajo la dirección de Morelos y muchas veces contra la opinión de varios de sus compañeros, la revolución se radicaliza y se inclina por la defensa de los intereses populares. D e esta etapa se abordará el pensamiento de Morelos y el expresado en el Congreso de Anáhuac y en la Constitución de Apatzingán.

Un tercer momento parte de la derrota de Morelos en 1815 y concluye con el Plan de Iguala y la proclamación de Independencia de 1821. De estos años, los más difíciles para la revolución, se analizarán los idearios de Vicente Guerrero, el continuador más destacado de la insurgencia y el de Agustín de Iturbide, representante de los intereses de las clases dominantes en la Nueva España.

Un último momento comprende la efímera monarquía de Iturbide y concluye con la promulgación del sistema republicano y la adopción de la Constitución de 1824.

Hidalgo y Allende: dos revoluciones.

En medio del vértigo del movimiento, el ideario político y el proyecto independentista mismo de los iniciadores se transformó radicalmente, polarizándose en su interior las posiciones alrededor de las dos figuras principales: Hidalgo y Allende.

La formas en que da inicio la lucha—una conspiración que descubierta y delatada, se ve obligada a estallar precitadamente--, tendrá profundas repercusiones para la suerte de la primera fase del proceso.

Hidalgo, ante la indecisión de sus compañeros, decide incorporar a la única fuerza que podía llevar adelante la insurrección: el pueblo, convocado a partir de puntos de identidad fundamentales: su odio hacia la tiranía española y su hondo sentimiento religioso:

“Mis amigos y compatriotas: no existe ya para nosotros ni el rey ni los tributos. Esta gabela vergonzosa, que sólo conviene a los esclavos, la hemos sobre-llevado hace tres siglos como signo de la tiranía y la servidumbre, terrible mancha que sabremos lavar con nuestro esfuerzo. Llegó el momento de nuestra emancipación, ha sonado la hora de nuestra libertad, y si conoceís su gran valor, me ayudaréis a defenderla de la garra ambiciosa de los tiranos. Pocas horas me faltan para que veáis marchar a la cabeza que se precian de ser libres. Os invito a cumplir con este deber. De suerte que sin patria ni libertad estaremos siempre a mucha distancia de la verdadera felicidad. Preciso ha sido dar el paso que ya sabésis y comenzar por algo ha sido necesario. La causa es santa y Dios la protegerá. Los negocios se atropellan y no tendré por los mismo, la satisfacción de hablar más tiempo ante vosotros. ¡ Viva la Virgen de Guadalupe¡ ¡Viva la América por la cual vamos a combatir¡”

La participación de las masas trastocó el proyecto independentista original, que si bien buscaba ganar a éstas a la lucha armada, confiaba en que los principales actores serían los criollos.

En la causa instruida contra Allende, éste deja constancia de los objetivos de la conspiración de Querétaro:


Se trataba-decía- de formar un plan de reunir cierto número de sujetos de distintas clases, los cuales hiciesen una representación al Virrey para que solicitasen la formación de una Junta compuesta de regidores, abogados, eclesiásticos y demás clases con algunos españoles rancios, cuya junta debía tener conocimiento en todas las materias de gobierno..y sólo para auxiliar este plan, en el caso de que el gobierno no lo admitiese y sacrificase a los primeros representantes, había apalabrado en Querétaro y en San Miguel el Grande a algunos sujetos con el fin de tener gente pronta para usar de la fuerza en aquel caso que ya debía ser necesaria”.

Hidalgo, dejando atrás esa idea, no sólo no buscó restablecer, después de los primeros momentos, la dirección de los criollos sobre las masas, sino que incluso profundizó el carácter popular y explosivo de la revolución.

Es por ello que en un principio, las diferencias al interior del mando insurgente se dieron alrededor de las formas y métodos de lucha, aunque en el fondo reflejaban puntos de vista divergentes acerca de la participación del pueblo en el proceso.

Epigmenio González, quién presenció los sucesos, dejó un vivo retrato de estas diferencias:

“Hidalgo se empeño en probarle que aunque no se debía permitir el robo, por el sólo motivo de ser un mal, sí convendría tolerarlo, o por lo menos castigarlo con la mayor prudencia, porque de lo contrario, sin gente, sin armas, sin dinero y con sólo aquel rigorismo, no sólo no se podría adelantar gran cosa en la empresa, sino que bien pronto se perdería la voluntad de los pueblos y lejos de contar con ello, los tendrían en su contra. Allende le hizo ver que en la insurrección no debía contarse para el buen éxito, con la gente del pueblo, buena sólo para saquear o causar escándalos, sino con la tropa disciplinada, que, aunque en número muy reducido ya tenían y la que fueren organizando y pudieran armar.”
Al concebir al pueblo como la principal fuerza revolucionaria, Hidalgo estaba conciente que la insurrección entraba en contradicción con los intereses del grupo social al que él mismo pertenecía. Cuando, durante el juicio que sufrió en Chihuahua se le inquiere del por qué de la confiscación de los bienes a los españoles, responde:

“que bien conoce tal usurpación era no sólo injusta, sino perjudicial y contraria inmediatamente a los intereses de los mismos criollos, pero la necesidad que tenían de ello para su empresa y la de interesar en ella a la plebe no les permitía escrupulizar sobre los medios para llevarla adelante”.

Hidalgo, muchas veces contra la opinión de otros jefes insurgentes, otorga nombramientos a líderes populares, aprueba los métodos violentos que demandaban las masas. Al hacerlo reconoce a la violencia como un hecho inevitable y necesario, como respuesta a una situación social en la que priva la más grave injusticia y como el único medio para destruir el poderoso sistema colonial.

La revolución encabezada por Hidalgo escindió profundamente a las fuerzas sociales participantes: los grupos criollos acomodados que simpatizaban con la idea de independencia, ante el empuje de las masas temieron por sus intereses y cerraron filas con la reacción española. La pérdida de apoyo de la élite criolla y las divisiones políticas entre las filas insurgentes es lo que explica la derrota del movimiento.

En medio de esa profunda conmoción social, Hidalgo dejó plasmadas algunas de las ideas plasmadas algunas de las ideas fundamentales de la revolución. En una de sus primeras proclamas define el carácter nacional y popular del movimiento:


“Se trata—señaló—de recobrar derechos santos concedidos por Dios a los mexicanos y usurpados por unos conquistadores que auxiliados de la ignorancia de los naturales, pasaron por usurparles sus costumbres y propiedades y vilmente de hombres libres convertidos a la degradante condición de esclavos derechos sacrosantos e imprescriptibles de que se ha despojado a la nación que reclama y defenderá resuelta.

Dos cuestiones destacan de este escrito: la clara demarcación de la nación mexicana y la identificación de ésta con el pueblo y en especial con los indígenas. La nación es el pueblo explotado y humillado por la conquista., no es la nación de las instituciones dominadas por los criollos. Al calor de la lucha, el pensamiento independentista más avanzado profundiza el largo proceso en que se había gestado la idea de la nacionalidad mexicana: ya no era sólo la identificación con la tierra, el paisaje y las costumbres, sino con la historia y con el pueblo. El rechazo a la conquista no buscaba una vuelta al pasado precolonial, sino la búsqueda de una nueva identidad en la que Hidalgo se reconoce de parte de los dominados y contra los dominadores.

En efecto, en esta primera y breve etapa de la independencia, más que un programa político bien definido, lo que encontramos son diversas posiciones, en ocasiones divergentes, en el seno de las filas independentistas.

Uno de los puntos cardinales en que se expresarán las contradicciones será el señalamiento de la defensa del monarca español Fernando VII, como objetivo central de la insurrección que fue tomada en un principio obedeciendo a consideraciones tácticas. Existen elementos que comprueban que Hidalgo no compartía tal opinión. El interés político de la defensa fernandina estaba dirigido centralmente no a ganar al pueblo, sino a justificar la insurrección frente a los criollos. La revolución se presentaba ante los criollos como un acto defensivo frente al peligro que representaba la invasión napoleónica a España, que ponía en entredicho los más importantes puntos de identidad españoles y que sin duda tenían también fuerte arraigo en la Nueva España: la religión, la libertad y el rey.

La insurgencia atacaba a los peninsulares por traicionar esos valores, mientras se reivindicaba a sí misma como su defensora.

En la primera etapa de la gesta independentista, se aprecian dos opciones revolucionarias distintas, aunque no llegaron a demarcarse de manera precisa: la primera busca la autonomía frente a España y defiende la conservación del sistema político monárquico, y la segunda, simpatiza con las ideas republicanas y defiende los intereses populares. La piedra de toque que las distingue es la idea de nación, de nacionalidad. Para unos, la nación son los criollos, que aspiran a gobernarse por si mismos. Siendo éste su único conflicto con los peninsulares, comparten con ellos un sistema de ideas y valores. La otra opción, más avanzada y más sensible, aspira a fundar una nación diferente, la amalgama de indios, mestizos y criollos.

Hidalgo representante del ala radical y popular de la independencia, sabía que los objetivos que perseguían no serían alcanzados inmediatamente. La revolución debía demostrar en los hechos que defendía los intereses populares y nacionales, tales como el decreto del 5 de diciembre de 1810 mediante el cual se exige la entrega a los naturales de estas tierras. La política agraria de Hidalgo es la expresión más nítida de la presencia del pueblo como fuerza protagónica de la revolución. Para Hidalgo, las transformaciones políticas y económicas que trajera consigo la independencia deberían corresponder a profundos cambios sociales.

Morelos: la revolución radical y popular.

A pesar del duro revés que significó la derrota de Hidalgo y Allende, el anhelo de independencia no podría ser ya sofocado.. La insurgencia dirigió entonces sus esfuerzos hacia dos objetivos centrales: a mejorar su capacidad militar y a constituir un gobierno propio. Es sobre todo en éste último aspecto donde se desarrollaría y profundizaría el debate al seno de las fuerzas insurgentes, y donde alcanzaría su más alto grado de coherencia política de la revolución. El primer intento de gobierno, impulsada y dirigida por Ignacio López Rayón, fue la Suprema Junta Nacional Americana, la cual elaboró el primer boceto de constitución en 1812 titulado Elementos Constitucionales, cuyo contenido básico consiste en la intolerancia religiosa, la proscripción de la esclavitud, la libertad de imprenta, y de comercio y un complejo sistema de gobierno formado por cinco vocales que rotan sus funciones año con año. Para entonces la capacidad militar y política de José María Morelos lo había convertido de manera natural en la principal figura de la insurgencia. Morelos cura de extracción humilde, había sido comisionado por Hidalgo para extender la revolución en el sur. Desde un principio se distinguió en su esfuerzo por superar los errores militares. Ya desde sus primeras proclamas, Morelos retomó los aspectos más avanzados del pensamiento de los iniciadores de la insurrección y en especial de Hidalgo. Conforme se consolida el poder militar insurgente y la lucha ideológica contra el régimen colonial se exacerba: la defensa de los intereses populares y el decidido apego a los principios republicanos se tornan en los aspectos más destacados del ideario de Morelos. Su documento más importante Los Sentimientos de la Nación es la síntesis de los intereses nacionales y populares. En él, junto a la proclamación de la independencia: el principio republicano de separación de poderes, la supresión de los tributos y privilegios y la abolición de la esclavitud, se asientan los preceptos sociales de la revolución. Además Morelos concluye el Decreto Constitucional para la Libertad de la América Mexicana” firmado en Apatzingán en octubre de 1814, el cual asentó los principales postulados que ahí en adelante normarán el quehacer constitucional: la soberanía nacional, forma representativa de gobierno, garantías individuales.


El 5 de noviembre de 1815, Morelos cae preso defendiendo al Congreso. Es sometido a riguroso juicio defendiendo al Congreso. Con este hecho se cierra la segunda etapa de la revolución de independencia, en la que como ninguna otra, se expresaron los intereses populares en un proyecto de nación que buscaba no sólo una patria independiente sino una patria justa.

Las insurgencia resiste.

La muerte de Morelos representó un duro golpe a las fuerzas insurgentes y agudizó sus diferencias internas. Sin poder evitarlo, la lucha armada se dispersó en múltiples frentes en los que figuras como Osorno, Guadalupe Victoria, Mier y Terán y Vicente Guerrero estuvieron desunidos y asilados, no pudieron evitar que el ejército realista se fuera apoderando de la situación. Sin embargo la llegada de Mina y su ejército de españoles, italianos, ingleses a las costas novohispanas significó importante aliento a revolución. El ideario político de Francisco Javier Mina partía de identificar a la monarquía y a los intereses colonialistas como los enemigos comunes del pueblo español y el novohispano. Para Mina, la monarquía española se vendría abajo una vez que se instaurara la libertad económica en sus antiguas posesiones y que en ellas se verificara la tendencia inefable al establecimiento definitivo de gobiernos liberales. La pronta captura de Mina en 1817 dejó de lado muchos de sus ideales.

Guerrero: última opción insurgente.

Guerrero provenía de familia perteneciente a la clase indígena y dedicada al campo. Comenzó su carrera militar bajo las ordenes de Hermenegildo galeana, en diciembre de 1811 asciende a capitán y en 1814 ya figura entre los principales jefes. Del ideario y actitud política de Guerrero destaca su profundo apego a las instituciones heredadas del Congreso de Chilpancingo. El aspecto más destacado en que se hará presente lo que podríamos llamar la herencia de Morelos en Guerrero es su impulso a la democracia popular. Sin embargo, la acción guerrillera tenía límites infranqueables. No podía salir de sus límites regionales y había perdido influencia en el medio urbano. No tenía posibilidades de presentar por sí sólo un proyecto de nación.

La consumación de la independencia.

En el período de 1820-21 se suceden cambios muy importantes en Nueva España, como consecuencia del levantamiento militar encabezado por Riego, que obligó al emperador a jurar la constitución de Cádiz. La idea de independencia prende entonces no sólo en segmentos medios y bajos de la población, sino incluso entre las clases dominantes que ven en la Constitución liberal un peligro para sus intereses. Guerrero aprecia un cambio sustancial en las condiciones para lograr la independencia. Su comprensión del cambio en la correlación de fuerzas se aprecia claramente en las cartas que envía a los jefes realistas. Cuando Iturbide envía su primera comunicación a Guerrero, éste responde, nuestra única divisa es libertad, independencia o muerte. Si este sistema fuere aceptado por usted confirmaremos nuestras relaciones.

Encabezada por las propias fueras realistas, la proclamación de la independencia representó la antítesis de los planteamientos de Hidalgo, Morelos y Guerrero. El Plan de Iguala definía un gobierno monárquico y la conservación de los fueros y privilegios de la iglesia, así como de los empleos a quienes los detentaban. Pero, pese a su marcado carácter conservador y antiliberal, representó un paso importante para el país. Ahora la discusión se centró en el carácter del gobierno: el monárquico que representaba Iturbide, y el republicano, que tenía como adalides a Guerrero, Victoria y otros insurgentes. Del triunfo del Plan de Iguala a la proclamación de la independencia, Guerrero fue mantenido al margen, pero cuando Iturbide se proclama emperador y disuelve el Congreso, en 1823, Guerrero y Nicolás Bravo, encabezan la oposición al régimen

Tomado de Varios Autores. El Pensamiento Político de México. Tomo II. México. Editorial Nuestro Tiempo. 1987, pp-145-173.

GOBIERNOS INDEPENDIENTES: 1821-1855.
Primer imperio mexicano.

La proclamación de la independencia mexicana se había logrado con el firme apoyo que las clases sociales económicamente fuertes confirieron a Iturbide y con la aceptación de O Donojú. El cambio de gobierno colonial al independiente era solamente externo; se rompían las ataduras con la metrópoli, pero se mantenían intactas las internas. La estructura socioeconómica y también la política permanecían inalterables y, en consecuencia, habrían de agudizarse al no tener ya la aristocracia peninsular el freno que le imponía el gobierno español, sino que ahora, respaldada por el Plan de Iguala y el Tratado de Córdoba aumentó la presión sobre los criollos americanos y el campesinado. De las tres garantías ofrecidas por Iturbide, la unión era la única imposible de alcanzar en esos momentos, pues la forma en se realizó la independencia acentuó la división de clases, ante las diversas expectativas que cada facción tenía sobre el futuro. Los grupos menos favorecidos compuestos por los criollos americanos y la clase trabajadora aspiraban, cada uno a su manera, a que se pudiera establecer las reformas económicas y sociales contenidas en los programas de Hidalgo y Morelos, e incluso algunos ansiaban se diera el paso a un régimen republicano de gobierno. Por el contrario, los integrantes de la clase acomodada, terratenientes, comerciantes y funcionarios peninsulares, esperaban que Fernando VII o algún otro miembro de la dinastía borbónica aceptara el trono mexicano, a fin de asegurar la conservación de sus privilegios. El 18 de mayo de 1822 Agustín de Iturbide fue aclamado emperador. Para estar a tono con las monarquías europeas, el emperador fundó la Orden de los Caballeros de Guadalupe, reminiscencia feudal, y de alguna manera, eco del criollismo nacionalista, con la que se pretendía crear una nobleza mexicana que honrara a aquellos militares que habían colaborado en la independencia iturbidista. Al mismo tiempo se agudizaba la situación económica del país, debido a los gastos excesivos con que se mantenía la ostentosa corte imperial, y a las equivocadas medidas económicas que el gobierno tomó tratando de encontrar nuevas fuentes de ingreso. En el aspecto social existía gran desilusión entre las masas trabajadoras y las clases medias, debido a que conservaban casi inalterables los grandes latifundios característicos del régimen colonial, aunque muchas haciendas de españoles habían pasado a manos de propietarios criollos; se conservaba asimismo la explotación del régimen de servidumbre, y en algunas regiones incluso se continuaba con la esclavitud. La población indígena seguía siendo objeto de discriminación y de un rato cruel que en muchos casos dio lugar a sublevaciones. Ante esas circunstancias, sólo faltaba que se diera el golpe de Estado, La acción antigubernamental habría de proceder de uno de aquellos militares formados en la reciente lucha de independencia como Antonio López de Santa Anna.

Alternancia de gobiernos federalistas y centralistas. Crisis interna y graves conflictos con el exterior.

A la caída de Iturbide, el territorio que había integrado el imperio mexicano estuvo a punto de fragmentarse en pequeños países, porque los jefes de algunas provincias se negaban a obedecer al ejecutivo nombrado por el Congreso. La carencia de una Constitución nacional provocaba que en las provincias se temiera la aparición de una nueva tiranía. La única medida para evitar la desintegración del país parecía ser la adopción del sistema federal (reunión de Estados libres y autónomos unidos conforme a los principios de una Constitución general) que buscaba eliminar por completo el viejo orden social y consideraban llegado el momento de instituir la democracia. Por el contrario, algunos temían que el federalismo resultara un cambio demasiado brusco y de graves consecuencias para un país como México, regido hasta entonces por un gobierno central. Estas personas veían la institución de una república centralista como un paso lógico y necesario. En cada una de las dos posiciones contrarias había además un ala moderada que trataba de mediar entre ambos extremos, pero la necesidad que en aquel momento existía para unificar el país ante la amenaza apremiante de los estados separatistas inclinó la decisión del Congreso a favor de la solución que ofrecía el federalismo.

CONSTITUCIÓN DE 1824. PRIMERA REPÚBLICA FEDERAL
El siete de noviembre de 1823 se inauguró el Congreso Constituyente integrado en su mayoría por federalistas, encabezados por Ramos Arizpe, quienes lograron imponerse sobre los diputados centralistas, cuyo líder era Fray Servando Teresa de Mier. El 31 de enero de 1824 fue aprobada la primera Acta Constitutiva de la Nación Mexicana, que adoptaba la forma de república, representativa, popular y federal. El cinco de octubre del mismo año se publicó la Constitución Federal de los Estados Unidos Mexicanos, establecía una forma de gobierno similar al de la confederación de Estados anglosajones. La Constitución de 1824 consagraba el principio de la soberanía nacional y establecía la división de poderes señalando las facultades de cada uno. El poder legislativo se depositaba en una Cámara de Diputados y un Senado, el legislativo por un Presidente y un Vicepresidente. Se confería el poder judicial federal a una Corte Suprema de Justicia, y el de los estados a Tribunales de Justicia locales. Sin embargo, la Constitución de 1824 no rompía con el pasado, pues continuaba con la intolerancia religiosa y permitía que se conservaran los fueros militar y eclesiástico. Además, no establecía garantías individuales, los indígenas eran incorporados dentro del derecho común, adquiriendo ante la ley una igualdad meramente teórica respecto a los otros sectores de población, pues al convertirse en ciudadanos, aunque se suprimieron los tributos que pesaban sobre ellos, se verían ahora obligados a pagar impuestos y prestar el servicio militar, en tanto que las ventajas y derechos otorgados por la Constitución eran letra muerta para los indígenas, porque al ser analfabetas, carecían de capacidad para disfrutarlos.
Pero la transformación que México necesitaba no residía en un cambio meramente formal de leyes y decretos, que además eran incongruentes con la realidad. La transformación debía ser sustancial, pues mientras persistieran en el orden interno las caducas estructuras semifeudales, era inútil que se intentara adoptar un sistema legislativo y una forma de gobierno originados en países que como Inglaterra, Francia y Estados Unidos habían desarrollado como resultado de procesos históricos señaladamente distintos al de México. Por el contrario, la pretendida alianza entre los grupos de poder: las oligarquías regionales- que con el federalismo lograron la autonomía política-, y las corporaciones eclesiástica y militar- que conservaban sus fueros y privilegios-, constituyó una fuerte contradicción que hizo imposible una estabilidad política duradera.

GOBIERNO DE GUADALUPE VICTORIA.

El primer periodo presidencial en la historia de la República Mexicana, entre 1824 y 1829, estuvo gobernado por Guadalupe Victoria siendo el único periodo que término sin interrupción alguna, no obstante la efervescente situación política que se vivía en el país. Tras de haberse promulgado la Constitución federalista, el nuevo Estado al menos en el aspecto jurídico, se hizo más profunda la división entre federalistas y centralistas, como efecto de las confrontaciones entre las oligarquías y las corporaciones cuyos intereses encontrados dominaron el país en aquellos momentos iniciales de vida independiente. Las primeras formas políticas de agrupamiento de tales intereses fueron las logias masónicas, órganos del liberalismo extranjero que se instalaron en México y ahondaron la ya existente división ideológica entre las facciones políticas representantes de intereses ajenos, que habría de ser funestos resultados para el desarrollo de la joven nación mexicana.

La masonería se había introducido por medio de los liberales españoles que pertenecían al rito escocés. Al instituirse la República éste era el único grupo político organizado, por lo que los llamados políticos provinciales fundaron la logia del rito yorkino con el apoyo de Joel R. Poinsett, diplomático estadounidense., quien pronto imprimió a esta logia una manifiesta y agresiva tendencia antihispanista, muy acorde con la Doctrina Monroe, cuyo autor, el presidente James Monroe de Estados Unidos, se oponía a la influencia que ejercían los españoles en la vida política de México, y sobre todo a los intentos de España por reconquistar sus antiguas colonias americanas, porque esto constituía un obstáculo para los propósitos expansionistas de su país.

En el lado opuesto, la logia escocesa defendía los intereses de los antiguos grupos de propietarios y comerciantes que, junto con las altas jerarquías eclesiásticas habían impulsado la independencia en 1821, y estaban ahora a favor de una reorganización política centralista que les permitiera restaurar su antiguo poder, aunque esto no significaba para ellos una vuelta al pasado colonial, sino la aplicación de un proyecto destinado a recuperar el control de la economía, manejando desde la ciudad de México las redes comerciales del país, como lo habían hecho antes de las reformas borbónicas. Hacia 1824 era ya clara en México la identificación de los españoles y criollos europeos con las logias escocesas, por medio de las cuales estas personas pretendían recuperar el terreno perdido ante la promulgación de la constitución federalista creada por las oligarquías regionales. Ambas logias fueron la base sobre la que años más tarde se formarían los partidos conservador (escocés) y liberal (yorkino). El antagonismo entre ambas facciones provocó continuos levantamientos, uno de los cuales estuvo encabezado por el general Nicolás Bravo, vicepresidente y al mismo tiempo dirigente de la logia escocesa, quién se pronunció en contra de Guadalupe Victoria mediante un plan en el pedía la disolución de toda clase de reuniones secretas, la expulsión de Poinsett y el cumplimiento de la Constitución. Bravo fracasó pero constituyó una clara señal de la profunda división política que existía en el país. En medio de un contexto de reconquista española en 1827.

GOBERNO DE VICENTE GUERRERO.

Al término del período presidencial de Guadalupe Victoria, se puso en evidencia que también existía división dentro del propio partido yorkino, manifestándose una separación entre federalistas moderados y radicales. Las elecciones se realizaron con dos candidatos de este grupo político, los generales Manuel Gómez Pedraza y Vicente Guerrero, pero aun cuando la votos favorecieron al primero de ellos, los radicales partidarios del segundo, inconformes con la elección decidieron imponerse con una rebelión encabezada por Santa Anna, derrocó al presidente electo y colocó a Guerrero en la presidencia en abril de 1929. Guerreo tampoco solucionaría los problemas, los cuales por el contrario se agudizaron el breve lapso que ocupó la presidencia. El problema más agudo era el financiero. La economía estaba en bancarrota. Al desaparecer la amenaza de la reconquista española, el grupo centralista renovó su campaña contra el federalismo en el poder, tras ejercer una fuerte presión sobre Guerrero se vio obligado a renunciar, siendo ésta ocupada por el Vicepresidente Bustamante, respaldado por el grupo centralista.

PRESIDENCIA DE ANASTASIO BUSTAMANTE.

El nuevo gobierno fue abiertamente centralista y se propuso salvaguardar los derechos de propiedad y los privilegios de la Iglesia. Lucas Alamán ocupó otra vez el puesto clave de ministro del Interior y de Asuntos Exteriores. Los objetivos fueron industrializar el país y atraer el capital extranjero para impulsar la minería y revitalizar la agricultura. El gobierno de Bustamante fue hasta cierto punto acertado en sus políticas económicas pero las medidas represivas con que había impuesto el orden crearon gran descontento y propiciaron una nueva rebelión, esta vez de origen federalista por Santa Anna.

PRIMER GOBIERNO DE SANTA ANNA Y REFORMA LIBERAL.

Santa Anna se retiró por enfermedad, como habría de hacerlo repetidas ocasiones en el futuro. Valentín Gómez Farias ocupó el cargo de presidente sustituto y aprovechó la ocasión para poner en práctica los ideales federalistas por medio de una reforma eclesiástica y militar que de hecho, ya se aplicaba en algunos estados de la República. Las reformas de 1833 estaban fundamentadas en el liberalismo mexicano y pretendían incautar los bienes de la Iglesia, suprimir los fueros militar y eclesiásticos, instaurar la enseñanza laica, establecer la libertad de expresión, reformar las órdenes monásticas y dar al gobierno la facultad de distribuir los cargos eclesiásticos. La reacción no se hizo esperar; los decretos anticlericales del gobierno de Gómez Farias eran demasiado drásticos, los centralistas se habían encargado de divulgar entre la población la idea de vincular al federalismo con la influencia estadounidense y la religión protestante, mientras se resaltaba con insistencia la relación entre nacionalismo y catolicismo. En ocasiones surgieron brotes de violencia en el país, Santa Anna regresó y convocó a formar un nuevo Congreso en 1834 , el cual suprimió las reformas liberales y aprobó una propuesta para modificar la Constitución de 1824, a fin de establecer la República centralista.

CONSTITUCIÓN CENTRALISTA

Entre 1835 y 1836 el Congreso centralista elaboró una nueva constitución que se conocería como las Siete Leyes de marcada tendencia conservadora, establecía los derechos y obligaciones del mexicano, reservando la ciudadanía para las personas que gozaran de una renta anual superior a los 100 pesos, o que tuvieran privilegios especiales conferidos por el Congreso. Se creaba un nuevo poder, el Supremo Poder Conservador, encargado de vigilar a los otros tres poderes gubernamentales, se establecía un Legislativo bicameral, el Ejecutivo estaría ahora en un presidente, elegido mediante el voto popular e indirecto, extendiéndose el periodo presidencial a ocho años y el poder judicial se depositaba en una Corte Suprema de Justicia. Se convertía a los estados en departamentos cuyos gobernadores, nombrados por el gobierno central, serían asistidos por juntas departamentales, pues se eliminaba el poder legislativo estatal. Bajo este contexto iniciaba la separación de Texas de México, y la crisis diplomática con Francia ante sus reclamos de deuda financiera hecha por un pastelero afectado por las guerras civiles

SEGUNDA REPÚBLICA CENTRALISTA.

El régimen fundamentado en las Siete Leyes fue derrocado en 1841 por el plan de tacubaya proclamado por el general Mariano Paredes. Al renunciar Bustamente, Santa Anna fue nombrado presidente provisional y se eligió otro Congreso, también centralista, que al crear una Nueva Constitución intentó imprimirle una tendencia liberal, permitiendo la libertad de cultos y de imprenta. Santa Anna, disgustado con los congresistas se retiró a Veracruz dejando a Nicolás Bravo como presidente interino. Se disolvió entonces el Congreso y en su lugar se nombró una Junta Nacional Legislativa que en 1843 elaboró un nuevo código, conocido como las Bases Orgánicas. Mediante estas bases fue instituida la Segunda República centralista, que anulaba el Supremo Poder Conservador creado por las Siete Leyes y otorgaba mayores facultades al ejecutivo, dándole un poder casi dictatorial. Pero este gobierno centralista tampoco logro el orden interno, por el contrario la situación del país era caótica con múltiples y constantes cambios de presidentes. Dicha situación agravó la situación financiera y económica del país. A fines de 1844 Santa Anna fue derrocado por una rebelión y desterrado, la presidencia fue ocupada por José Joaquín de Herrera, quién fue obligado a renunciar por el general Paredes Arrillaga, un católico conservador.

FALLIDOS INTENTOS MONARQUISTAS Y SEGUNDA REPÚBLICA FEDERAL.

Cuando Paredes ocupó la presidencia, la inestabilidad política del país era tal que algunos políticos conservadores, encabezados por Lucas Alamán revivieron la idea del Plan de Iguala de implantar una monarquía con un príncipe europeo en el trono. Se suponía que ese sistema de gobierno, además de garantizar la estabilidad y el logro de la paz, podría constituir una barrera frente al expansionismo estadounidense. Sin embargo, la propuesta monárquica no encontró respaldo popular sino que proporcionó a los federalistas de volver al poder. Regresaron Santa Anna y Gómez Farías y se restauraba la Constitución de 1824, mientras Estados Unidos había declarado la guerra, aprovechando la crítica situación de la política mexicana. Al finalizar dicha guerra comenzó a notarse con mayor claridad la división entre liberales y conservadores. Estos últimos adquirieron fuerza en 1853 y propusieron el retorno del centralismo, recurriendo al caudillo que aunque desprestigiado Antonio López de Santa Anna.

DICTADURA DE SANTA ANNA.

El gobierno dictatorial de Santa Anna iniciado en 1853 acabó de agravar la situación. Tuvo el carácter absolutista que el mismo Santa Anna había criticado años atrás con Iturbide. Se creó una nobleza constituida por altos jefes militares y los altos jerarcas del grupo conservador y de la Iglesia; se dio a Santa Anna el tratamiento de Alteza Serenísima y puso bajo su mando un ejército uniformado. Se organizaban fiestas espectaculares, en las que se rendían honores al presidente como si fuera monarca del periodo absoluto, la situación se agravó por excesivos impuestos hasta los artículos más necesarios, recurriendo a la represión, principalmente sobre los miembros del partido liberal. En sus acciones con el exterior cedió la Mesilla a Estados Unidos por temor a perder más territorio.


RESTAURACIÓN DE LA REPÚBLICA FEDERAL.

Revolución de Ayutla. En dicho plan encabezado por Juan Álvarez se desconocía a Antonio López de Santa Anna, se apoyaba en los principios liberal-republicanos ya sostenidos por la primera república federal. Pero ahora se destacaba la imperiosa necesidad de una reforma radical de las leyes que permitiera una verdadera transformación de la sociedad mexicana, no sólo en lo político sino también en la esfera económica; una reforma que realmente significara para México la incorporación al mundo occidental moderno.

LIBERALISMO.

En México se hacía necesaria una reforma liberal que cambiara las viejas instituciones vigentes desde la época colonial y que los conservadores luchaban por mantener – por un nuevo orden socioeconómico inspirado en el ideario liberal. El liberalismo es una ideología político- económica fundamentada en las filosofías de la Ilustración, que desde el siglo XVIII venían desplazando en Europa a las ideologías medievales sustentadas por el Antiguo Régimen. Esta ideología liberal surgió de la clase social, la burguesía que naciera y se desarrollara con el crecimiento mercantil primero y después con la industrialización y el maquinismo. En el aspecto político se oponía en la creencia del derecho divino de los reyes y en el origen nobiliario de las clases privilegiadas, en lo económico significaba libertad de empresa, libertad de comercio para el desarrollo del Capitalismo.

PRIMERAS LEYES REFORMISTAS

Los liberales mexicanos de la época de la Reforma no constituían una burguesía en estricto sentido socioeconómico, integraban una clase media intelectual que intentaba transformar al país por la vía del acceso al poder político y la reforma legislativa. (ver anexo leyes de Reforma)
Estos primeros ataques dirigidos contra las dos instituciones más poderosas del grupo conservador –la Iglesia y el Ejército- provocaron la inmediata reacción de los integrantes de este grupo, quienes utilizaron la influencia ideológica del clero para incitar al pueblo a la rebelión en contra de las disposiciones del gobierno. No obstante, ello se promulgó la Constitución de 1857, la cual tuvo un carácter liberal moderado, representaba los nuevos ideales del liberalismo europeo caracterizado por una ideología individualista, protectora de los intereses sociales de los creadores del liberalismo. Por lo tanto, la Constitución de 1857 no se adecuaba a la situación específica de México, ni era capaz de aportar soluciones a los graves problemas sociales que afectaban al país.

GUERRA DE REFORMA.

La promulgación de la Constitución de 1857 agudizó los conflictos políticos en el país al provocar una reacción más fuerte de parte de los conservadores, que exigían la total desaparición del nuevo código legal, y aumentó el desconcierto entre los miembros del grupo liberal. Divididos en tres facciones; a) los llamados puros que defendían a toda costa la vigencia de las nuevas leyes; b) los moderados, quienes deseaban suprimir la Constitución y c) un tercer sector mediador, que buscaba una solución por la vía legal y proponía modificar la Constitución para eliminar aquellos artículos perjudiciales a los intereses del grupo conservador, sin embargo, las leyes de reforma continuaron y se promulgaron oficialmente por Juárez en 1859. La guerra de Reforma habría de terminar con el triunfo de los liberales, cuya alianza con los Estados Unidos, pero los conservadores no estaban totalmente vencidos. Desde tiempo atrás se encontraba en el Viejo Mundo una representación de ese grupo y había ofrecido el trono de México a los príncipes de la dinastía reinante española, pero los problemas de España no lo permitieron. Entonces acudieron a Napoleón III precisamente mientras el país se encontraba dividido por la guerra de Reforma y el emperador francés se interesó en apoyar el proyecto de instaurar una monarquía en México y de desafiar el avance expansionista de Estados Unidos en América. Dentro de este contexto se presenta la Segunda Intervención Extranjera de 1862 (ver tratados de la Soledad) y el imperio de Maximiliano de 1864-67, el cual termino con la victoria de los liberales sobre los conservadores al darle prioridad Francia a sus conflictos con Prusia y disminuir su presencia militar en México y las condiciones internas que creó Maximiliano como sus medidas liberales que provocaron su distanciamiento con la Iglesia y los conservadores.

LA REPUBLICA RESTAURADA.

Se ha llamado República Restaurada al periodo comprendido entre 1867 y 1876 cuando daría comienzo una nueva etapa que en la historia se registrará como porfiriato. Durante los nueve años trascurridos se sucedieron los gobiernos de Benito Juárez y Sebastián Lerdo de Tejada con características similares ambos intentaban construir un México Moderno y poner en práctica los proyectos que desde la revolución de Ayutla estaban en el pensamiento de los hombres de la generación de Juárez y en las leyes que elaboraron. Así ya sin tropiezos, el liberalismo mexicano sería una realidad, al menos en lo que se refiere a la forma republicana de gobierno.











Tomado de Gloria M. Delgado Cantú. Historia de México. EL PROCESO DE GESTACIÒN DEL PUEBLO. México. Pearson.1994.
SITUACIÓN SOCIOECONÓMICA:

Durante el período comprendido entre la Independencia y la Reforma no hubo cambios sustanciales en la estructura social de México. La Independencia no benefició a la clase trabajadora ni cumplió los objetivos políticos y sociales del grupo criollo que la había dirigido; en cambio, permitió que las clases privilegiadas aumentaran su riqueza y poder, en parte porque las fortunas de los peninsulares expulsados del país había pasado a sus manos, y en parte porque aprovecharon y aun propiciaron la inestabilidad política interna. En el periodo 1821-1861, la estructura socioeconómica de México presentaba las siguientes características:

LAS CLASES DOMINANTES

a) La Iglesia. El poder económico e ideológico de la Iglesia se mantuvo inamovible, pese a los intentos reformistas de la República federal. El clero nacional constituía una verdadera fuerza económica: controlaba la tercera parte de la tierra cultivable, y sus grandes riquezas le permitían dedicarse también al agio. La Iglesia prestaba con intereses menos gravosos que otro tipo de prestamistas, lo que le dio por resultado que el clero monopolizara el crédito y tuvieran influencia política sobre sus deudores, que por lo general pertenecían a la clase dirigente. Esta actividad prestamista acrecentó en mayor medida la riqueza del clero, que quedaba en manos de unos cuantos individuos de los altos niveles de la jerarquía eclesiástica.

b) Los grandes Terratenientes laicos. Los hacendados cuyos enormes latifundios ocupaban gran parte del territorio nacional constituían, después del clero, una fuerza social de gran peso. Actuaban como si fueran nobles europeos de la Edad Media y mantenían a las masas campesinas indígenas en condiciones de servilismo y sujetas de por vida a la hacienda.

b) Comerciantes e industriales, La clase comerciante ocupaba el tercer nivel de la jerarquía social, era un grupo integrado en su mayoría por extranjeros, franceses e ingleses que acapararon la actividad comercial que tenían algunos peninsulares antes de la Independencia. Este grupo de comerciantes extranjeros gozó de gran prosperidad porque supo aprovechar la libertad de comercio que decretó el gobierno de la República. Junto a esta clase de comerciantes, se desarrolló en el periodo un grupo de industriales, mineros y manufactureros, principalmente de procedencia española, que fue asimilándose a la sociedad mexicana hasta llegar a ser considerados como nacionales. Este grupo luego habría de constituir un buen contrapeso frente a los industriales y comerciantes británicos y franceses.

Las clases medias. Este nivel de la estructura social estaba formado por propietarios de pequeñas tiendas de venta al menudeo., que eran fundamentalmente españoles. Los médicos, boticarios, etc., eran de origen francés. Los pocos mexicanos que podían adscribirse a esta clase media eran abogados o burócratas; entre estos últimos figuraban los militares, que habían adquirido influencia, prestigio e incluso buena posición económica gracias a los puestos que recibían como recompensa por servicios prestados a los contendientes de las incontables revoluciones, y gracias también al contrabando. Puede considerarse en la clase media al grupo formado por los mayordomos de las haciendas, cuya fidelidad al terrateniente los situaba en una cómoda posición.

La clase campesina. La inmensa mayoría de la población estaba constituida de la siguiente manera:

a) Campesinos. Indígenas que vivían en las haciendas en condiciones de servidumbre como peones acasillados, sujetos al terrateniente por medio del endeudamiento, formaban la gran mayoría de la población campesina.

b) Indígenas aparceros. Trabajan las tierras del clero, comprometidos a entregar la mayor parte de la cosecha a la comunidad eclesiástica propietaria de la tierra.

c) Pequeños rancheros. En apariencia libres, pero controlados por el clero mediante los oréstamos financieros a los que tenían que recurrir constantemente.

d) Indígenas propietarios de tierras comunales. Propietarios desde tiempos de la Colonia y que, como aquel entonces, estaban sometidos al gobierno.

Artesanos y obreros. Este grupo se dividía en

a) Trabajadores de las minas
b) B) Obreros de las fábricas: grupo que era el de más reciente formación.
c) C) Artesanos tradicionales: albañiles, aguadores, carpinteros, ebanistas, zapateros, herreros,
d) Vendedores ambulantes que llevaban su mercancía por las calles y plazas de las ciudades






LA PRODUCCIÓN

Agricultura. En todo el período que siguió a la Independencia hasta la Reforma- incluso hasta 1880, la producción siguió siendo agrícola. Esta producción estaba dirigida sobre el autoconsumo regional, con algunas excepciones de hacendados que lograban colocar sus productos fuera de los límites de la región que poseían y dominaban.

Los principales productos eran maíz, frijol y el chile, en menos escala se cultivaban el trigo, el arroz, la cebada, la papa, la caña de azúcar, el algodón, el café, vainilla y el maguey. Además la actividad de las haciendas se orientaba en mucho menor grado hacia la crianza de ganado, que se había introducido en México durante la Conquista, y cuyas técnicas no habían variado mucho. Por otra parte, no había capitales suficientes para emprender una modernización ni para incrementar la producción, no había mano de obra los campesinos emigraban a las ciudades por la insuficiente producción de alimentos en el campo.

La minería. Para la época de la Reforma la importancia de la industria minera había disminuido, a pesar de que continuaba siendo la mayor fuente de riqueza y la que ofrecía al país mayores posibilidades de desarrollo. La producción minera se redujo a consecuencia de las guerras internas posteriores a la Independencia y de la fuga de capitales que éstas provocaron.

La Industria. La industria propiamente dicha no existía en México; todo lo que cabría dentro del rubro producción industrial provenía de talleres artesanales en los se utilizaba una tecnología no mecanizada que se dedicaba a la producción textil. Por otra parte, hacia mediados del siglo XIX, empezó a desarrollarse, como un sector moderno en manos de mexicanos, una burguesía mercantil que fue acumulando capitales que habrían de invertirse en la mecanización de la industria fabril, en la minería y agricultura. Asimismo, este grupo de comerciantes acaudalados se dedicó a la especulación financiera y prestó dinero al gobierno, siempre necesitado de recursos. Esa deuda pública interna provocó que los comerciantes prestamistas se consideraran con derecho a influir en las decisiones gubernamentales, como ya lo hacían los otros grupos poderosos: el clero y los grandes terratenientes laicos.

Las finanzas. Los gobiernos de este período vivieron en una permanente crisis económica. Cada gobierno que surgía de las constantes y múltiples revoluciones, encontraba en quiebra a la economía nacional y el tesoro público, por lo que se veía obligado a recurrir a los prestamistas que egoístamente se aprovechaban de la situación y exigían garantías e intereses exagerados a cambio del capital que facilitaban al gobierno. En consecuencia, el tesoro público estaba siempre enajenado por los prestamistas que además afectaban con hipotecas a los impuestos aduanales, la fuente más importante de ingresos públicos. Esta situación obligaba a los gobiernos a buscar otros medios de obtener recursos, incluso medios ilegales contra las personas particulares, tales como el préstamo forzoso, las contribuciones disfrazadas de voluntarias y hasta atentados directos, estos procedimientos, aunados a la corrupción e incompetencia de muchos funcionarios avivaban el descontento popular y agravaban la anarquía.

EL GOBIERNO LIBERAL EN 1861.

En enero de 1861, cuando el gobierno de Juárez se instaló en la capital, los problemas más urgentes eran: la pacificación del país, que implicaba el sometimiento total de los conservadores; el reconocimiento internacional; la celebración de elecciones para seguir el orden constitucional y la organización de las finanzas públicas.

La pacificación del país. Este era un problema de muy difícil solución no sólo por los conservadores, sino porque entre los mismos liberales existían divisiones, pues no todos estaban de acuerdo con las medidas adoptadas por Juárez, quién había expulsado a tres diplomáticos extranjeros; había decretado además el destierro del obispo de México y de otros prelados inculpados por haber fomentado la guerra civil. Pero aun cuando se formó un nuevo gabinete, continuó la polémica en torno a la presidencia de Juárez, que algunos querían desconocer en su supuesta traición por la firma del tratado MacLane-Ocampo.

El reconocimiento internacional. El aumento del reconocimiento externo era de gran importancia para consolidar el gobierno en el plano de las relaciones internacionales. Juárez afirmó la legitimidad del gobierno liberal aun durante la guerra civil y manifestó al mundo su deseo de amistad. Juárez entabló relaciones con Estados Unidos, Prusia y Francia.

Elecciones presidenciables. El Congreso declaró a Juárez presidente constitucional para el cuatrienio 1861-1865.

Finanzas Públicas. El problema más grande en medio de aquella crisis política era el financiero, debido a la urgencia de conseguir fondos para acabar con la reacción, cubrir los gastos más apremiantes del gobierno y pagar la deuda pública. Los bienes del clero se habían confiscado teóricamente, pero en la práctica, al comenzar a efectuarse la nacionalización en enero de 1861, se encontró que la riqueza eclesiástica valía menos de lo que se suponía y de lo que habían calculado los acreedores ingleses, que en 1856, habían hecho una investigación para evaluar el monto de los bienes clericales con los que México podría pagar su deuda externa. Al conocer el decreto de la suspensión del pago de la deuda, los ministros de Inglaterra y Francia pidieron al gobierno la derogación del decreto y, al conseguir únicamente la promesa de Juárez de reanudar los pagos tan pronto se lograra la estabilidad interior, rompieron relaciones con México. España se uniría poco tiempo después.

Sin haber logrado la paz interna y en bancarrota, México se enfrentaba a una nueva amenaza de invasión extranjera, y en esta ocasión el enemigo era alentado desde el interior por los conservadores mexicanos herederos del sueño monárquico del Plan de Iguala. La deuda exterior en 1861 no eran tan voluminosa como para que la suspensión del pago provocara la intervención armada de los países acreedores.

Las verdadera razón para la Alianza Tripartita contra México y, en última instancia para la intervención francesa que originara el Segundo Imperio, se fundamentan en las luchas hegemónicas de la política internacional y se relacionan con la situación histórica de los países europeos involucrados y también con la de Estados Unidos. Las negociaciones continuarían con los Tratados de la Soledad entre México e Inglaterra y Francia, sin embargo, éste último país continuó con sus planes expansionistas en América. Una vez instaurado el Imperio de Maximiliano, la economía era desastrosa debido al clima de guerra civil. Ya durante la República Restaurad (1867-1876), la economía no presentaba grandes transformaciones sólo destacan algunos programas de industrialización y modernización de México, que en su mayoría no pudieron llevarse a cabo en la práctica por falta de inversiones extranjeras, no obstante ello se puso en marcha el sistema ferroviario con la Vía México-Veracruz que correspondería inaugurar a Lerdo de Tejada en enero de 1973. En 1876 se daría a conocer el Plan de Tuxtepec con el cual empezaría una nueva etapa del liberalismo mexicano ahora bajo la dictadura de Porfirio Díaz (1876-1911).
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TOMADO DE GLORIA M. DELGADO DE CANTU. HISTORIA DE MÉXICO. EL PROCESO DE GESTACIÓN DE UN PUEBLO. MÉXICO. ED. PEARSON. 1994. PAG- 492-532.

Paréntesis sobre un hecho trágico: la guerra con los Estados Unidos.

Pocos acontecimientos en nuestra historia han sido tan graves y tan penosos como la guerra con los Estados Unidos. A menudo recordamos que nos costó más de medio territorio. Y en efecto, así fue. Pero el precio que esa guerra cobró fue mucho más alto, y no puede medirse solamente en términos de kilómetros cuadrados perdidos, riquezas materiales destruidas o siquiera vidas humanas sacrificadas.

La guerra, en sus dos dramáticos episodios, la pérdida de Texas, primero y el conflicto abierto ya con los Estados Unidos en 1846-47, que concluyó con la ocupación de la capital, la derrota definitiva y el despojo de otra gran ocupación del territorio nacional, fue una violenta sacudida, un shock que, de golpe, nos hizo encarar una dura realidad de la que los mexicanos no teníamos plena conciencia.

Desde un principio pudo advertirse, en realidad que Texas podía llegar a ser un problema serio. Mas era tan difícil la situación en la capital y en el centro del país que lo que pasara en una lejana y apartada provincia era algo menor, que no preocupaba grandemente a las autoridades. E incluso el hecho de que el gobierno norteamericano mostrara interés en Texas y aun sugiriera a menudo la posibilidad de que México se la vendiera, era algo frente a lo que bastaba dejar claro que, desde luego tal posibilidad era inaceptable.

Y aunque de momento la guerra de Texas fue vista como un incidente lamentable pero que no amenazaba gravemente a la nación, las cosas se preciputraron y lo que parecía una oportunidad para demostrar la capacidad de México para defender su soberanía en peligro se convirtió en una dolora e irreversible derrota; y años más tarde a raíz de la anexión de Texas a los Estados Unidos, en una guerra de mayor alcance, que acabó de hundir al país en una de sus más profundas crisis. En unos cuantos años todo cambio. Ahora pudo advertirse que México no era, como muchos pensaron, un país capaz de defenderse eficazmente frente a un enemigo extranjero dispuesto a hacer valer intereses por la fuerza. El coloniaje de casi tres siglos, la cruenta lucha por la independencia y las continuas revueltas y golpes militares a lo largo de 25 años, lo habían debilitado enormemente. En rigor era un país atrasado y débil que como antes dependió de España, ahora lo haría de los países capitalistas que se abrían paso con mayor rapidez. Y cuando la guerra estalló como un reto al que debía responderse sin demora y con firmeza, el país demostró que carecía de las condiciones para hacerlo; en efecto no tenía cohesión ni unidad, estaba desintegrado interiormente y su economía desarticulada, su nivel de organización era muy bajo, el pueblo ignoraba lo que ocurría y las clases en el poder, que sí lo sabían, eran débiles, vacilantes, egoístas e incapaces de defender exitosamente a la nación.

Muchas veces se ha dicho que México perdió Texas y después la guerra con los Estados Unidos, a consecuencia de una errónea política. Según algunos, el golpe de estado que acabó con la Constitución liberal de 1824 e impuso el centralismo en 1835-36, fue la causa de que Texas se segregara de nuestro país. Según otros, casi siempre los más conservadores, el débil federalismo, lo artificial de éste y la incapacidad para apoyar y hacer vivir a las provincias más lejanas como partes integrantes del país, fue lo que determinó su desgarramiento. En fin, otros más atribuyen la separación a una errónea política de colonización que admitió en nuestro suelo a protestantes norteamericanos en vez de católicos procedentes de otros países, o bien al hecho de que al abolirse la esclavitud se lesionaron los intereses de los empresarios y latifundistas texanos, y aun a la burocracia, ineptitud abandono y corrupción de las autoridades a las que corresponde hacerse cargo de los asuntos de Texas, o a la incapacidad de éstas para hacer respetar las leyes mexicanas y las medidas de diverso orden que se dictaron a partir del momento en que se empezó a comprender que los colonos yanquis radicados en Texas sí constituían un serio peligro.

Y si bien tales hechos seguramente influyeron de alguna manera en lo sucedido, es evidente que, a la vez, todos fueron secundarios y que la verdadera causa de esas guerras fue un hecho histórico de otra naturaleza y de mayor alcance, a saber: el expansionismo que acompaña al desarrollo capitalista norteamericano, sobre todo en la primera mitad del siglo XIX. Aunque a veces no es fácil descubrir el carácter real de la política exterior de Estados Unidos, porque se la presenta siempre como una política de respeto a la libertad, democracia, justicia etc, abundan los hechos que demuestran que la guerra con México no fue sino la condición para despojar a este país de buena parte de su territorio, y para explotar después indirectamente, a muchos de sus habitantes, y en forma directa a quienes quedaron en el territorio conquistado. Como lo dijera entonces el presidente de Texas, Anson Jones “La guerra fue una consecuencia lógica de la política norteamericana. Los Estados Unidos la hicieron aparentemente para defender a Texas; pero en realidad para poner en práctica los planes de conquista que tenían desde muchos años antes”

Los gobernantes del país vecino no admitieron responsabilidad alguna en la provocación de esa guerra. No sólo eso: incluso llevaron las cosas al extremo increíble de atribuirla a México. En su mensaje al Congreso del 11 de mayo de 1846, el presidente Polk, después de expresar que los Estados Unidos habían tratado de evitar la guerra por todos los medios a su alcance, justificaba el declararla en el supuesto hecho de que México había traspasado la frontera de los Estados Unidos y había invadido el territorio y había derramado sangre norteamericana en suelo norteamericano.

Esa fue la versión oficial del gobierno del país vecino. Y aunque no se aceptó en México ni fue tomada en serio por otras naciones, en este país se insistió demagógicamente en ella hasta acabar por imponerla en la literatura convencional norteamericana, no obstante que aquel gobierno había sido el responsable y la guerra no era un hecho inesperado sino, en realidad, la culminación de una política agresiva mediante la cual Estados Unidos adquiría por fin los ricos territorios que anhelaba.

Fue precisamente el Tratado de Guadalupe-Hidalgo de febrero de 1848, por el que México perdió, además de Texas, Nuevo México y la Alta California. Por todo lo cual recibió, a cambio lo que en rigor era un plato de lentejas: 15 millones de pesos.

Muchos mexicanos, al conocer el Tratado se sintieron profunda y comprensiblemente indignados. Hubieran preferido mantenerse en pie de lucha. Pero las condiciones eran muy adversas. Por ello escribía Justo Sierra al recordar el acuerdo de paz, “un combate más.., habría sido un nuevo desastre y una humillación nueva; y una parte de Chihuahua, Sonora y Coahuila se habrían perdido”.

En otras condiciones, probablemente las cosas habrían sido distintas y el pueblo habría luchado hasta el fin. Mas en el estado en que se encontraban era muy difícil pensar en otro desenlace, pues el pueblo, único que en principio podía cambiar la situación, estaba disperso, desorganizado, desmoralizado, sin armas y sin una dirección capaz para enfrentarse resuelta y victoriosamente al enemigo.
México enfrentaría otra intervención extranjera en 1862 por parte de Francia, sin embargo en dicho conflicto armado, el país lograría imponerse a los proyectos expansionistas franceses al contar con una identidad y conciencia nacional más unida que en la guerra contra Estados Unidos. Por otro lado, las política norteamericanas conocidas como Doctrina Monroe y Destino Manifiesto que desafiaban el poder colonial de Europa en América, contribuirían política e ideológicamente a la expulsión del ejército francés de México
TOMADO DE VARIOS AUTORES. EL PENSAMIENTO POLÍTICO DE MÉXICO. OP. CIT., P-33-45.

TEMA: MOVIMIENTO DE INDEPENDENCIA

ACTIVIDAD: VIDEO: LA ANTORCHA ENCENDIDA

EL ALUMNO EN EQUIPO CONTESTA LO SIGUIENTE:

1.- ELABORA UN VOCABULARIO HISTÒRICO CON LOS DIALOGOS DE LOS PERSONAJES IMPORTANTES: HIDALGO, ALLENDE, ALDAMA, JOSEFA ORTIZ DE DOMINGUEZ, MORELOS.


2.- QUE DIFERENCIAS ENCUENTRAS ENTRE EL PENSAMIENTO DE HIDALGO CON ALLENDE Y ALDAMA, SEGÙN LO OBSERVADO EN LA TELENOVELA HISTÒRICA

3.- ELABORA UN DISCURSO PARA EL 15 DE SEPTIEMBRE HACIENDO REFERENCIA A LO APORTADO EN LA TELENOVELA HISTÒRICA.

4.- ELABORA UN CUADRO COMPARATIVO ANALITICO UTILIZANDO LA LECTURA SOBRE EL MOVIMIENTO DE INDEPENDENCIA Y LA TELENOVELA HISTÒRICA.




Proclamación del Plan de Iguala.

24 de febrero.- Proclamación del Plan de Iguala.
PLAN DE IGUALA
Fragmentos
"Art. 1.- La religión de la Nueva España es y será la católica, apostólica, romana, sin soberanía de otra alguna.
Art.2.- La Nueva España es independiente de la antigua y de toda potencia, aún de nuestro continente.
Art. 3.- Su gobierno será monarquía moderada, con arreglo a la constitución peculiar y adaptable del reino.
Art. 4.- Fernando VII y en sus casos los de su dinastía o de otra reinante serán los Emperadores, para hallarnos ya con un monarca ya hecho y precaver los atentados de ambición.
Art. 5.- Habrá una junta, interín*, se reúnen las Cortes que haga efectivo este Plan.
Art. 8.- Si Fernando VII no se resolviese a venir a México, la Junta de la Regencia mandará a nombre de la nación mientras se resuelva la testa que ha de coronarse.
Art. 9.- Este Gobierno será sostenido por el Ejército de las Tres Garantías.
Art. 11.- Las Cortes establecerán enseguida la Constitución del Imperio mexicano.
Art. 13.- Las personas de todo ciudadano y sus propiedades serán respetadas y protegidas por el gobierno.
Art. 14.- El clero secular y regular será conservado en todos sus fueros y preeminencias.
Art. 20.- Interín* se reúnen las cortes se procederá en los delitos con total arreglo a la Constitución Española.
21.- En el de conspiración contra la Independencia se procederá a prisión, sin pasar a otra cosa hasta que las Cortes dicten la pena correspondiente al mayor de los delitos, después del de lesa Majestad Divina.
22.- Se vigilará sobre los que intenten sembrar la división y se reputarán como conspiradores contra la Independencia.
Agustín de Iturbide.
*Interín= Mientras.

¿La clase dominante de la Nueva España, interesada en llevar a cabo la independencia con el fin de preservar sus privilegios, escogió a don Agustín de Iturbide como el indicado para lograr sus propósitos?
¿El primer obstáculo a salvar estaba representado por don Vicente Guerrero, motivo por el cual Iturbide decide acercarse a quien, hasta el momento, era su más acérrimo enemigo?
¿Con el Abrazo de Acatempan, los ejércitos de Guerrero e Iturbide, se funden en uno solo para dar nacimiento al Ejército Trigarante?
¿Como jefe del Ejército Nacional, Iturbide se dirige en la entonces villa de Iguala, donde elabora y proclama el Plan que lleva el nombre de dicha villa?
¿El Plan de Iguala estableció como forma de gobierno para México, una monarquía?
¿Este Plan no proyectó los ideales de los caudillos insurgentes?
¿Iturbide censuraba a los caudillos y los culpaba de haber ocasionado confusión, disturbios y desgracias al país?
¿Con relación a la colonización española, Iturbide decía que era "creadora de la cultura y portadora de enormes beneficios para la tierra mexicana"?
¿La intención del grupo que apoyaba a Iturbide, incluido el clero, no sólo buscaba separarse de España sino también mantener sus riquezas y privilegios?
¿De hecho se conservaba el mismo sistema del gobierno colonial, pues mantenía en los puestos civiles y militares, a los miembros de la clase privilegiada?

REALIZA:
Una lectura comentada de los fragmentos del Plan de Iguala y de la información que en esta fecha se te presenta. Saca conclusiones.
LEYES DE REFORMA
"Art. 1. El Estado y la Iglesia son independientes entre sí. El Congreso no puede dictar leyes, estableciendo o prohibiendo religión alguna.
2. El matrimonio es un contrato civil. Éste y los demás actos del estado civil de las personas, son de la exclusiva competencia de los funcionarios y autoridades del orden civil, en los términos prevenidos por las leyes, y tendrán la fuerza y validez que las mismas les atribuyan.
3. Ninguna institución religiosa puede adquirir bienes raíces ni capitales impuestos sobre éstos, con la sola excepción establecida en el Art. 27 de la Constitución.
4. La simple promesa de decir verdad y de cumplir las obligaciones que se contraen, sustituirá al juramento religioso con sus efectos y penas.
5. Nadie puede ser obligado a prestar trabajos personales sin la justa retribución y sin su pleno consentimiento. El Estado no puede permitir que se lleve a efecto ningún contrato, pacto o convenio que tenga por objeto el menoscabo, la pérdida o el irrevocable sacrificio de la libertad del hombre, ya sea por causa de trabajo, de educación o de voto religioso. La ley en consecuencia no reconoce Órdenes monásticas, ni puede permitir su establecimiento, cualquiera que sea la denominación u objeto con que pretendan erigirse. Tampoco puede admitir convenio en que el hombre pacte su proscripción o destierro.
En 1855, don Benito Juárez era el Ministro de Justicia y negocios eclesiásticos del gabinete de don Juan Álvarez?
De acuerdo con sus principios, Juárez inicia en esta etapa su proyecto de reforma con relación a la ley de desafueros, es decir, liquidar los privilegios de determinados grupos sociales como el clero y la milicia?
Posteriormente el presidente Ignacio Comonfort tenía ante sí problemas con el pago de la deuda externa y con la fuerte confrontación entre liberales y conservadores?
El Ministro de Hacienda del gabinete de Comonfort, Miguel Lerdo de Tejada, considerado entre los liberales "puros", convenció al presidente de resolver la situación económica mediante la desamortización de los bienes raíces del clero, de los ayuntamientos y de las comunidades indígenas, los que generalmente no eran vendidos, impidiendo al gobierno obtener ingresos, vía impuestos por cambio de propietario?
El 25 de junio de 1856 fue promulgada la Ley de desamortización de Bienes de la Iglesia y de Corporaciones?
Esta ley firmada por Comonfort y Miguel Lerdo de Tejada, entraría a formar parte de la Constitución de 1857?
La desamortización de las propiedades perjudicó principalmente a los indígenas ya que perdieron sus tierras, las que pasaron al latifundismo laico y a especuladores extranjeros?


Sentimientos de la Nación

Texto leído por el secretario de Morelos en la apertura del Congreso de Chilpancingo, el 14 de septiembre de 1813.
1º Que la América es libre e independiente de España y de toda otra Nación, Gobierno o Monarquía, y que así se sancione dando al mundo las razones.
2º Que la religión católica sea la única, sin tolerancia de otra.
3º Que todos sus ministros se sustenten de todos y solos los diezmos y primicias, y el pueblo no tenga que pagar más obvenciones que las de su devoción y ofrenda.
4º Que el dogma sea sostenido por la jerarquía de la Iglesia, que son el Papa, los obispos y los curas, porque se debe arrancar toda planta que Dios no plantó: "omnis plantatis quam non plantabit Pater meus Celestis cradicabitur.
5º Que la soberanía dimana inmediatamente del pueblo, el que sólo quiere depositarla en el Supremo Congreso Nacional Americano, compuesto de representantes de las provincias en igualdad de números.
6° Que los Poderes Legislativo, Ejecutivo y Judicial estén divididos en ios cuerpos compatibles para ejercerlos.
7º Que funcionarán cuatro años los vocales, turnándose, saliendo los más antiguos para que ocupen el lugar los nuevos electos.
8º' La dotación de los vocales será una congrua suficiente y no superflua. y no pasará por ahora de 8 000 pesos.
9° Que los empleos sólo los americanos los obtengan.
10' Que no se admitan extranjeros, si no son artesanos capaces de instruir y libres de toda sospecha.
11º Que los Estados mudan costumbres y, por consiguiente, la Patria no será del todo libre nuestra mientras no se reforme el Gobierno, abatiendo el tiránico, substituyendo el liberal, e igualmente echando fuera de nuestro suelo al enemigo español, que tanto se ha declarado contra nuestra Patria.
12° Que como la buena ley es superior a todo hombre, las que dicte nuestro Congreso deben ser tales, que obliguen a constancia y patriotismo, moderen la opulencia y la indigencia, y de tal suerte se aumente el jornal de pobre, que mejore sus costumbres, alejando la ignorancia, la rapiña v el hurto.
13° Que las leyes generales comprendan a todos, sin excepción de cuerpos privilegiados, y que éstos sólo lo sean en cuanto al uso de su ministerio.
14° Que para dictar una ley se haga junta de sabios en el número posible, para que proceda con más acierto y exonere de algunos cargos que pudieran resultarles.
15° Que la esclavitud se proscriba para siempre y lo mismo la distinción de castas, quedando todos iguales, y sólo distinguirá a un americano de otro el vicio y la virtud.
16° Que nuestros puertos se franqueen a las naciones extranjeras amigas, pero que éstas no se internen al Reino por más amigos que sean, y sólo habrá puertos señalados para el efecto prohibiendo el desembarque en todos los demás, señalando el diez por ciento.
17° Que a cada uno se le guarden sus propiedades y respete en su casa como en un asilo sagrado, señalando penas a los infractores.
18° Que en la nueva legislación no se admita la tortura.
19º' Que en la misma se establezca por Ley Constitucional la celebración del día 12 de diciembre en todos los pueblos, dedicado a la Patraña de nuestra Libertad, María Santísima de Guadalupe, encargando a todos los pueblos la devoción mensual.
20° Que las tropas extranjeras o de otro Reino no pisen nuestro suelo, y si fuera en ayuda, no estarán donde la Suprema junta.
21º Que no se hagan expediciones fuera de los límites del Reino, especialmente ultramarinas; pero {se autorizan las) que no son de es ta clase (para) propasar la fe a nuestros hermanos de Tierra dentro.
22º Que se quite la infinidad de tributos, pechos e imposiciones que nos agobian y se señale a cada individuo un cinco por ciento de semillas y demás efectos u otra carga igual, ligera, que no oprima tanto, como la Alcabala, el Estanco, el Tributo y otros; pues con esta ligera contribución y la buena administración de los bienes confiscados al enemigo, podrá llevarse el peso de la guerra y honorarios de empelados.
23º Que igualmente se solemnice el día, 16 de septiembre todos los años, como el día del aniversario en que se levantó la voz de, la Independencia y nuestra santa Libertad comenzó, pues en ese día fue en el que se desplegaron los labios de la Nación para reclamar sus derechos con espada en mano para ser oída; recordando siempre el mérito del gran héroe, d señor Miguel Hidalgo y su compañero Ignacio Allende.
Chilpancingo, 14 de septiembre de 1813. losé María Morelos. (rúbrica)'
Información tomada de Morelos y fe revolución de 1810. Ernesto Lemoine, 3 ed, FFyL, UNAM, México, 1990 p.333-334.


'Lecciones de Historia de México Segunda parte' Editorial Ultra México, 1994, 105pp.

Comisión Nacional de los libros de Texto Gratuito, "Lecciones de Historia de México segunda parte ", editorial Ultra, México, 1994, 1005pp.





ACTIVIDAD: PLAN DE IGUALA

1. Realiza la lectura


2. Escribe las ideas principales



3. Indica a quiénes beneficiaba dicho plan



4. Porqué crees que Iturbide planteó dicho proyecto?




5. Qué tipo de gobierno se establecía en dicho plan y en qué consistía?




6. Qué simboliza el “abrazo de Acatempan y que planteamiento tenía cada personaje?



7. Da un comentario personal del tema:

ACTIVIDAD: LEYES DE REFORMA

1. Realiza la lectura


2. Localiza los conceptos importantes


3. Delimita las ideas y compara con algunos preceptos de las leyes actuales


4. Explica la vigencia de las Leyes de Reforma en la actualidad


5. Emite comentarios personales


6. Realiza un dibujo que explique el contenido del documento.

lunes, 20 de octubre de 2008

LECTURAS DE LA TERCERA UNIDAD.

Estas son las últimas lecturas de la tercera unidad que al mismo tiempo sirven de antecedente para la cuarta unidad que se inicia con la Independencia.

MOVIMIENTOS DE RESISTENCIA A LA DOMINACIÓN ESPAÑOLA.

PROPÓSITO

La conquista se dio por las armas y las órdenes religiosas continuaron con la pacificación del reino, pero las inconformidades sociales se mantuvieron a lo largo de los trescientos años, el mismo hijo de Hernán Cortés, Martín inició la primera rebelión contra los españoles y así se fueron encadenando las inconformidades hasta que en 1810 se inicia la rebelión generalizada. El alumno podrá hacer un seguimiento de los procesos históricos que tienen una larga continuidad.

INTRODUCCIÓN
Nueva España, colonia preferida de España, en donde ésta dejó en todos los ámbitos una huella decisiva de su presencia, vivió en el siglo XVIII una época de esplendor que con toda razón se llamó su siglo de oro. Con una extensión de más de cuatro millones de kilómetros cuadrados, que iban desde los extremos límites de California, Nuevo México y Texas hasta América del Centro, ocupados por una población mayor de seis y medio millones de habitantes, mal distribuidos y diferenciados social, económica y culturalmente, mantenía una organización política, administrativa, judicial y religiosa tan importante para su metrópoli como perjudicial a la movilidad socioeconómica de los mexicanos.

Si las reformas borbónicas aportaron un auge cultural considerable, ellas produjeron un bloqueo a los anhelos igualitarios y democráticos de núcleos relevantes, principalmente de los criollos, y una forma segura y eficaz de aprovechar mejor los recursos económicos novohispanos a favor de la Corona y su política europea.


LA INCONFORMIDAD SOCIAL

Su población, fruto de tres razas diversas, en estadios culturales diferentes y detentando una de ellas, la europea, el poder político y la fuerza económica, las otras estaban a ellas sujetas. La sociedad era en rigor de tipo estamental con poca movilidad y la constituían: “los que nada tienen y los que lo tiene todo”. Los europeos manejaban la mayor parte de la riqueza del país y unidos a numerosos criollos, estaban ligados a la política e intereses económicos de la metrópoli. Los criollos poseedores de una mejor preparación cultural, despierta inteligencia, estrecho apego a la tierra y sentimientos nacionalistas, mostrábanse celosos de los europeos. Los mestizos que por su fortuna y cultura distinguíanse, seguían la suerte del padre. Los que no, disminuían en categoría y sumábanse a las castas, descendientes de negros y blancos o de indios y negros, y las cuales representaban el escalón más bajo de la sociedad. Sus posibilidades de mejoría eran escasas y sus derechos eran casi nulos. Entre ellas la esclavitud era frecuente. Sin cultura, con una economía muy lánguida dependían en lo absoluto de las clases dirigentes; mas su carácter osado y levantisco les convertía en peligrosas. Su número era superior al millón. Las castas y los indios representaban el mayor porcentaje de la población y de las primeras procedían cerca de nueve mil esclavos ocupados en el servicio doméstico, como capataces, y en ciertos trabajos que ameritaban su utilización, frente a un aumento de la población indígena cuya fuerza de trabajo era más barata.

Los conflictos sociales, provocados por los abusos y condiciones laborales injustas y aflictivas, así como las rebeliones indígenas no fueron extrañas a esta época (entre 1607 y 1612). El Negro Yanga encabezó un movimiento de rebelión en Veracruz y Puebla, en 1612 se amotinaron unos negros en la Ciudad de México, en 1692 se dio el tumulto de la ciudad de México por escasez de granos de maíz, donde destruyeron e incendiaron el Palacio Virreinal. Durante el siglo XVII en las regiones de Topia, Taraumara y Nuevo México se llevaron a cabo múltiples rebeliones que expresaban la oposición y la afrenta a quienes veían, en la colonización española, la destrucción de sus formas de vida y la invasión de su territorio. Las huelgas y conflictos de los mineros del Real del Monte en 1766, los de San Luis Potosí en 1767 y Guanajuato y Pachuca en 1776 reflejan tensa situación que se agravó día tras día.

Culturalmente se había llegado a una madurez de la conciencia mostrada en amplios grupos esparcidos por todo el territorio, pero principalmente en aquellas provincias y regiones en las que existían centros educativos destacados: México, Puebla, Valladolid, Guadalajara, Mérida, Monterrey, Saltillo, de las que surgió un pensamiento a la reforma científico-filosófica y también política.

El acrecentamiento de un sentimiento nacionalista favorecido por ciertos factores imprimió su tónica en los ideales de varias generaciones, las cuales se hicieron eco y se aprovecharon en su favor, el descontento que en capas más bajas del país latía, por la miseria, el desigual reparto de la tierra, la carencia de fuentes de trabajo y varias condiciones de las existentes, así como las limitaciones para incorporarse a ciertas formas productivas.

La influencia de la ilustración europea, los ejemplos de la independencia de las colonias inglesas de Norteamérica, la Revolución Francesa, la independencia de Haití, sirvió a los americanos en mayor o menor grado para aclarar sus ideas, recuperar las tesis tradicionales defensoras de la libertad que habían sido olvidadas, crearles una conciencia de progreso, de libertad, de dignidad humana y para colocarles en un plano desde el que podían tratar igualitariamente en lo político y en lo cultural, no sólo con los espíritus esclarecidos de la Europa de esa época, sino con el Estado español. La ilustración al propio tiempo que vivificó el espíritu de los americanos con las nuevas ideas, reforzó su sentimiento optimista y sus deseos de cambio.

La atmósfera ideológica de finales del siglo XVIII, que en ciertas regiones del país, como el Bajío, se hizo más patente, fue precisando dos ideas fundamentales: emanciparse políticamente de una metrópoli descuidada y cada día más urgida de recursos y la cual excluía a los americanos; y liberarse de las trabas sociales que pesaban sobre la mayor parte de la población.
Los hombres que desde distintos ángulos promovieron conscientemente e inconscientemente la emancipación, anhelaban un mejoramiento social y económico que afianzara el progreso material bajo un régimen político liberal que lo hiciera posible, régimen que ellos se darían y no se les impondría de fuera. Emancipación política y emancipación socioeconómica, fueron los móviles de la guerra de independencia.

ACTIVIDADES

En un mapa de la República Mexicana localiza geográficamente y marca con colores, los diferentes lugares donde se dieron movimientos de rebeldía durante el periodo colonial.

Señala cuáles serían las causas principales que produjeron inconformidad social ante el dominio de las autoridades españolas.
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Investiga el tumulto que se dio en la Ciudad de México en 1692 por falta de granos de maíz y entrega en dos cuartillas un relato de lo acontecido

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Localiza los movimientos que hubo fuera del Imperio Español que influyeron para que los americanos colonizados comenzaran a luchar por su independencia.
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EVALUACIÓN
Los alumnos en sus diversas investigaciones reflejarán el trabajo de equipo que realizaron para exponer los diversos movimientos que se llevaron a cabo en todo el periodo colonial hasta llegar al movimiento final de la Independencia. Se verificará si leyeron para hacer sus trabajos las ideas principales que expresaron los enciclopedistas franceses y las propuestas hechas a través los Derechos del Hombre de la Independencia Norteamericana.

REBELIONES Y ALZAMIENTOS INDÍGENAS Y POPULARES.

Si vemos la etapa colonial como un proceso que se inicia con la conquista y acaba con la consumación de la independencia, entonces nos será más fácil entender la afirmación de que a medida que se consolidaba la nueva sociedad, también se definían las formas de lucha social que le serían características. Así, en una primera instancia predominó la lucha entre indígenas conquistados y españoles conquistadores, que se fue desplazando hacia el norte y algunas regiones no conquistadas del sur. En cambio ahí donde las nuevas relaciones económicas y políticas se habían estabilizado, fueron apareciendo nuevas contradicciones que se reflejaron en las luchas de otros sectores sociales: campesinos, indígenas, negros o mestizos y sus explotadores; entre trabajadores de la ciudad y clases propietarias; entre sectores medios y clases dominantes, etcétera21.

Esto significa que son falsas las tesis hispanistas que han querido ver a la etapa colonial con tonos idílicos, rosados, como si hubiera sido una era de civilización y piedad de unos con otros; una verdadera siesta colonial de tres siglos:

Desde su nacimiento, la existencia de la sociedad novohispana presenta antagonismos profundos de orden social, económico y político, originados en las desigualdades de riqueza y en los privilegios políticos y jurídicos de los grupos detentadores del poder. Conspiraciones, tumultos, alzamientos, rebeliones violentas, etc., fueron constantes en el periodo colonial. En dichos movimientos participaron indios, negros y castas. Pero también ocurrieron rebeliones de españoles e insurrecciones y conspiraciones de criollos y euromestizos22.

Por razones del desarrollo del programa, en este apartado solo trataremos de las rebeliones que se efectuaron hasta finales del siglo la primera mitad del siglo XVIII.


Las rebeliones rurales

María Luisa González Marín, en un estudio acerca de las rebeliones indígenas, clasifica en dos tipos a las comunidades: las nómadas atrasadas y las agrarias sedentarias23.

Las primeras son predominantemente norteñas, situadas en la zona de Aridoamérica, donde como vimos, se establecieron minas, estancias ganaderas, haciendas y también congregaciones. Su forma de lucha es abiertamente violenta; pues en general se pelea contra cualquier forma de dominación hispana, incluyendo la rebelión contra los religiosos.

Por su parte, las comunidades agrarias sedentarias, situadas en Mesoamérica, estaban acostumbradas a tributar a ciudades como Tenochtitian, Tlaxcala y otros, por lo que su rebelión se dio, en general por los despojos de tierra de que fueron objeto, o bien por abusos de los españoles.

En el norte, los antiguos chichimecas se rebelaron continuamente. De sus movimientos rebeldes mencionamos sólo los más destacados:

1541. Sublevación de indígenas de Nueva Galicia en Mixtón. Se niegan - a pagar tributos y a reconocer a los encomenderos de Tepic, Tlaltenango, Rio de Juchilapa, Nochistián y Teocaltiche. La rebelión llegó a sitiar Guadalajara y se extendió más hasta que el virrey Antonio de Mendoza la combatió. La lucha decisiva se efectuó en Nochistián, en donde cerca de 60 000 indígenas lucharon hasta- la muerte e incluso prefirieron arrojarse a los precipicios antes que rendirse. El resultado fue la derrota indígena y que 5000 indígenas fueran conducidos a la ciudad de México en calidad de esclavos.

1561. Se rebelan indios zacatéeos y guachichiles en lo que hoy son Zacatecas, San Luis Potosí y Jalisco. El movimiento se extendió y dejó sitiado el centro minero Real de Zacatecas. Fueron derrotados primero los zacatéeos, con ayuda de varias tribus comandadas por españoles.

1606. Rebelión de tarahumaras y tepehuanes. Son muertos 15 555 indígenas, además de un número importante de religiosos y soldados españoles. En 1616 y 1617 se vuelven a sublevar los mismos grupos indígenas.

1621. Rebelión de los indios tobosos y tribus aliadas: conexes, ococlomes, cocoyames, etc. El motivo: que se les obliga a ser sedentarios para el trabajo en las haciendas del Valle de San Bartolomé. Los indígenas llegaron a atacar dos reales de minas: Mapimí y Parral.

1622. Rebelión de los yaquis en alianza con los ocories y los zuaques.

1632. Levantamiento de varias tribus de Sinaloa.

1652. Nueva rebelión tarahumara, con ayuda de otros pueblos indígenas. Los indígenas destruían minas y haciendas, amenazando incluso la consolidación del dominio español en esa región. Hubo nuevas revueltas en 1689, 1690, 1694, 1696 y aún durante el siglo XVIII.

1665. Rebelión de conchos, sobas y pimas.

1680. Se realiza la rebelión más larga de la Colonia. Las tribus habitantes de Nuevo México (taos, pecuries y tehuas) asaltan San Cristóbal y expulsan a los españoles, negándose a pagar tributo. Mantienen su independencia durante 12 años, pero la rivalidad tribal los debilitó, ayudando a la reconquista.

A partir del siglo XVIII baja la frecuencia de las rebeliones en la zona noroeste, debido a que varias tribus han sido aniquiladas. Sobreviven sólo los pueblos más cohesionados y numerosos, como los yaquis, los tarahumaras y los seris. Hay rebeliones en 1701 (reino de Nuevo León),

1720 (indios conchos) y 1750 (pimas y seris).

Las principales rebeliones de las comunidades agrícolas sedentarias, fueron:

1523. Se levantan los indios de la Provincia de Panuco.

1524-28. Hay sublevaciones en Oaxaca (mijes). Son asesinados los cobradores de tributos, y la rebelión se extiende hasta Chiapas.

1524. Se sublevan los indígenas de la Provincia de Chiapas.

Nuevamente los excesivos tributos es una de las causas principales.

1544. Nueva sublevación en Oaxaca.

1660. Tiene lugar una más extensa rebelión en Oaxaca. Los indígenas incendiaron dependencias del Gobierno e invitaron a otros pueblos a unirse contra la dominación hispana. Incluso se formó un gobierno comunal. Finalmente esta rebelión fue derrotada24.

Hasta aquí hemos hablado de rebeliones indígenas. Pero hubo también formas de lucha de otros sectores de la sociedad novohispana:


Junto a las formas de lucha que habían predominado en el siglo XVI, aparecieron otras nuevas. Los trabajadores indios y negros no sólo se remontaban a zonas inhóspitas, huyendo de sus amos, o bien litigaban contra ellos aprovechando las posibilidades que ofrecían las leyes, sino que apelaban cada vez más a la revuelta, el bandidaje, el tumulto e, incluso, a la rebelión masiva y prolongada. Además, los choques se hicieron más frecuentes y se extendieron por todo el país. Se puede decir, sin temor a exagerar, que no pasaba un quinquenio sin que se produjeran importantes luchas en una u otra región25.


Hubo luchas de los negros; por ejemplo en 1537 tuvieron lugar las primeras y a principios del siglo XVII varios grupos de esclavos que habían huido de los ingenios y haciendas, aparecieron en algunas partes del camino entre Veracruz y Puebla, atacando a los viajeros y amenazando a los pueblos vecinos. Lo mismo ocurría hacia las costas del Pacífico.

Los españoles usaron un término (ofensivo, como siempre) para designar a los negros que huían y se internaban en bosques y selvas: les llamaban cimarrones, exactamente como a los animales domésticos que se volvían salvajes.

En las sierras de Puebla y Veracruz destaca en 1608 la rebelión de Yanga, quien había sido jefe en África y que por lo mismo dirigía un grupo importante de negros concentrados en una aldea de ochenta familias. Se lanzó contra ellos una fuerza de doscientos españoles y doscientos arqueros tlaxcaltecas que no pudieron vencerlos y aceptaron la negociación. Ellos respetarían la libertad a cambio de que los rebeldes va no atacaran a los viajeros y se les asignó un sitio para que se estableciera en el hoy estado de Veracruz. Hoy día este lugar lleva el nombre del jefe de la insurrección. Yanga.


Motines urbanos

En 1609, el entierro de una esclava negra, que había sido flagelada hasta la muerte por su amo, fue causa de una violenta protesta en la ciudad de México. Participaron en el tumulto cerca de 1500 negros y mulatos, quienes apedrearon la casa del asesino y protestaron frente al plació del virrey.

Según los españoles, a partir de ahí comenzó a organizarse una conspiración negra cuyo objetivo era asesinar a todos los blancos y poner en el trono novohispano a un rey y una reina angoleños.

La culminación de estos hechos fue una violenta represión. Te pedimos que leas el siguiente texto:

















LOS TREINTA Y TRES NEGROS

No puede saberse con seguridad si la audiencia descubrió realmente alguna conspiración, o quiso con un ejemplar ruidoso calmar los ánimos y acobardar a los negros por si pensaban en rebelarse; lo cierto es que apenas pasó la pascua, México presenció una de las más horrorosas ejecuciones de que haya memoria.
Veintinueve negros y cuatro negras fueron ejecutados en el mismo día y hora en la plaza mayor de la ciudad.
El gentío era inmenso; plaza y calles, balcones y azoteas, todo estaba lleno, en todas partes había espectadores, desde todas partes se contemplaba aquella espantosa matanza.
Aquellos hombres, y sobre todo aquellas mujeres que caminaban al patíbulo, casi moribundos, cubiertos de harapos, a encontrar la muerte después de una vida de esclavitud y sufrimiento; los confesores que a grito herido encomendaban aquellas almas a la misericordia de Dios, una multitud inmensa que se agitaba como un mar borrascoso, y sobre todas aquellas cabezas treinta y tres horcas, de donde pendían media hora después treinta y tres cadáveres.
La ejecución había terminado, pero la gente no se retiraba, y era que aún había un segundo acto más repugnante.
Los verdugos comenzaron a bajar los cadáveres, y con una hacha a cortarles las cabezas, que se fijaban en escarpias (alcayatas).
Se estaban castigando cadáveres y derramando la descompuesta sangre de los muertos.
Aquella escena era asquerosa.
Las treinta y tres cabezas se fijaron en escarpias en la plaza mayor de la ciudad, ornato digno de la grandeza de la audiencia gobernadora.
Mucho tiempo estuvieron allí aquellos trofeos de civilización, hasta que la audiencia tuvo parte de que no era ya posible sufrirla fetidez, y las mandó quitar y que se enterraran.
Así se sofocó aquella soñada conspiración, en el año de 1612.

Vicente Riva Palacio. El libro rojo.













Causas económicas como la. pérdida de cosechas y el alza de los precios del maíz y el trigo, se encuentran detrás de un importante motín ocurrido en 1624.

El pretexto fue la lucha, primero sorda y posteriormente abierta entre el virrey Conde Gelves y sus partidarios, contra el arzobispo de México Juan Pérez de la Serna. La gente pobre, en parte descontenta y desesperada por hambre, y en parte manipulada por el clero, tomó partido por el arzobispo.


Todo culminó en el incendio del palacio virreinal por parte de una muchedumbre enardecida. El virrey huyó de palacio disfrazado de gente de pueblo, gritando mueras al propio virrey.

En el año de 1646 soldados mulatos de Veracruz se enfrentaron a los blancos, ya que les hacían objeto de burlas y vejaciones.

En la ciudad de México, cuando corría el año de 1665, los negros volvieron a manifestar su descontento, provocando la intervención tanto del virrey como de la Inquisición.

Otro tumulto importante ocurrió a fines del siglo XVII, ahora contra el virrey Conde de Gálvez. La causa: nuevamente crisis agrícolas y sospecha de especulación con granos por parte del virrey y sus allegados.
























Lee y analiza con tu equipo el siguiente texto:


EL MOTÍN DE 1692 EN LA CIUDAD DE MÉXICO

Mientras la multitud compuesta por los pobres de la ciudad -mestizos, mulatos y españoles pobres, pero sobre todo por indios— crecía, los soldados españoles intentaron dispersarla pero sin lograrlo. Hacia las ocho de la noche, la muchedumbre que sitiaba el palacio sumaba más de 10 mil personas. Sin dejar de arrojar piedras, aquélla puso fuego al palacio que había sido reconstruido después del incendio de 1624. Ardieron también las casas del cabildo y la del Marqués del Valle, y sólo la intervención de los religiosos logró impedir que sucediera lo mismo con otras construcciones pertenecientes a los españoles.
A las diez de la noche todo había terminado. El palacio estaba semidormido y no dejó de humear en los siguientes dos días La plaza se encontraba sembrada de cadáveres. Las tiendas que había en ella estaban desmanteladas. Al amanecer del día 9 en los muros quemados del palacio apareció la orgullosa leyenda:


Este corral se alquila
para gallos de esta tierra
y gallinas de Castilla.



Enrique Semo. Conquista y colonia.